jueves, 22 de mayo de 2014

Cuando se prefiere la belleza por dentro a la belleza por fuera.



El pasado 20 de mayo, un medio digital encargado de promocionar las ferias en Bolivia, divulgó una entrevista con la Reina de belleza de la Exponerte Dinámica 2014, una feria más de las que tanto se organizan en el país. Ante la pregunta:  ¿Como hacés para combinar el tiempo entre tus estudios y el modelaje? La Reina manifestó: Para mí solo es un hobbie, ¿a quién no le gusta ser modelo?
En honor a la verdad, ella además de esta tarea estudia una compleja carrera universitaria.  
 
La respuesta pasaría totalmente desapercibida, sino fue porque la profesora universitaria e investigadora Wilma Forrets realizó un interesante comentario en Facebook, donde señaló lo siguiente: 
"Claudia Andrea Hurtado, reina de la Exponorte manifiesta a quién no le gusta ser modelo? Yo quisiera responderle por ejemplo:
A una madre que no duda en perder la figura por tener un hijo(a) y criarlo en amor y compromiso.
A una maestra, que se satisface con el aprendizaje de sus alumnos.
A una Doctora, que le parece más importante salvar vidas, curar enfermos o devolver la salud.
A una arquitecta, que construye viviendas solidarias
A una Psicóloga, que ayuda a otras personas a solucionar sus problemas emocionales, familiares o de pareja.
A una Educadora, cuando planifica para un Centro Educativo y ve resultados de educación en valores.
A una Ingeniera, que produce alimentos sanos, sistemas de gestión, mejoramiento de la productividad.

A una Nutricionista, que mejora la calidad de vida de las personas
A una Odontóloga, que cuida nuestra salud oral
A una Dora Luz Dávila y su grupo de voluntarias, que prefieren hacer labor solidaria
Y la lista sería innumerable.
Estimada Claudia Andrea, no a todas las mujeres les gustaría ser modelo, porque hay ocupaciones, actividades, trabajos, que proporcionan mayor satisfacción por dentro, que lucir bien por fuera"

Después de leer estos sólidos argumentos vale la pena reflexionar sobre lo que los medios muestran a las jóvenes. Una rápida lectura de un día, de una semana o de un mes a cualquier medio impreso o televisivo muestra la realidad. Todos los días al menos existe una noticia sobre reinas, modelos, concursos, noticias de embarazos o de cirugías de estas chicas, divorcios, matrimonios, consejos, fotos, en fin la lista es casi infinita.

En todos los periódicos existe al menos un semanario que se encarga de exaltar la belleza de esas chicas con noticias relacionadas con ellas. 

Sin embrago no es la belleza o los concursos, o las modelos, o sus vestidos, peinados y maquillajes, los que definen la cultura de un país.  Esta comienza en la escuela, en la educación, en el trabajo de día a día de miles de maestras que en la precariedad de un aula, enseñan todo lo que pueden a nuestros hijos, ellas son las reinas de la cultura. 

Revisando esos mismos diarios, ninguno tiene un semanario sobre educación, ninguno aborda el trabajo de los maestros, solo se menciona el Día del maestro, después de esa fecha, vuelve el anonimato. Eso sí cuando un maestro comete un error, aun sin ser probado, esos mismos diarios se llenan de argumentos superficiales y sensacionalistas. Unos años atrás pregunté al director de prensa de un diario nacional sobre la ausencia de este tipo de espacio y su respuesta fue sencilla: no vende

Cuando la educación no es el alma de los pueblos es difícil andar otros caminos, cuando la educación queda encerrada en las nueve letras que la forman proliferan las actitudes negativas, se eleva más el ego personal que la solidaridad grupal. 

Pero concluyo con una frase de José Martí: “Si la educación de los hombres es la forma futura de los pueblos, la educación de la mujer garantiza y anuncia los hombres que de ellas ha de surgir” 

José Martí. Obras completas. Tomo 6, pág 201. Editorial Pueblo y Educación, La Habana. 

miércoles, 14 de mayo de 2014

Cuando burocracia se escribe con dos erres



El décimo día del mes Diosdado se levantó media hora más tarde de lo habitual, su esposa le había pasado su brazo izquierdo para retenerlo en la cama, tal vez intuyendo que algo le sucedería a su marido en el camino al trabajo.

Diosdado pensó que era una muestra de cariño y que a pesar del calor ella lo prefería abrazar. Como todas las mañanas repitió el mismo ritual, cepillarse los dientes, lavarse la cara, afeitarse y en el mayor silencio sólo con la luz del baño prendida y la puerta entreabierta seleccionó la ropa y se vistió rápidamente.

Salió del cuarto casi en silencio para no despertar a su esposa que suponía lo peor para su marido. Apenas desayunó y salió apresurado a tomar el ómnibus que lo llevaría a su trabajo. Dobló en la primera esquina de la calle donde vivía y en la avenida esperó pocos minutos para abordar el ómnibus. Le extrañó que tuviera varios asientos vacíos, por lo que podía sentarse en el lugar que más le gustaba, dos asientos detrás del conductor, al lado izquierdo del vehículo.

Mientras pagaba el pasaje miró algunos de los pasajeros, varios de ellos habituales. Estaba el señor de las gafas oscuras, el que vestía de panadero, el que siempre estaba durmiendo, la señora gruesa que ocupaba casi dos asientos y la muchacha con sus permanentes audífonos y sus movimientos de cabeza al ritmo de la música. 

Diosdado se sentó en su asiento preferido, no tenía acompañante, daba al pasillo y la ventanilla se abría hacia atrás. En la parada siguiente subió una mujer con varias bolsas de compras del mercado que delataban el penetrante olor a cebollas, lo que aprovechó Diosdado para abrir más su ventanilla.

El señor que siempre estaba durmiendo cruzó sus brazos para protegerse de la ráfaga de aire que le llegaba directamente de la ventanilla que Diosdado tenía totalmente abierta.

El ómnibus se detuvo nuevamente para recoger a un pasajero que llevaba una guitarra con su estuche y se sentó delante de Diosdado. El chofer como era costumbre aceleró, cambió de carril, pasó delante de otros ómnibus en su afán de sobre cumplir la renta diaria. Diosdado se aferró con su mano derecha al borde de la ventanilla acción muy habitual para él, ya que pensaba que de ese modo su brazo actuaría como un cinturón de seguridad ante los eventuales acelerones.

El chófer del ómnibus en su carrera desenfrenada por pasar a uno de sus colegas hizo uno giro brusco a la izquierda y para no atropellar a un peatón frenó bruscamente. 

El violento frenazo cumpliendo con la primera ley de Newton obligó a todos los pasajeros a moverse bruscamente hacía delante y también el vidrio de la ventanilla donde Diosdado tenía su mano derecha aferrada. 

Con el brusco frenazo el señor que siempre dormía se golpeó con el asiento de Diosdado, la señora de las bolsas no pudo impedir que sus olorosas cebollas y sus duras papas se desparramaran por el piso del ómnibus. La joven de los audífonos perdió su celular mientras que la señora gruesa se levantó de su asiento más rápidamente que cuando debía bajarse en su parada.

Los demás pasajeros trataban de recuperarse de los golpes, el panadero y el de las gafas oscuras querían salir del ómnibus pasando por encima de los que aún estaba en el piso pero con la limitante que la puerta estaba bloqueada por un asiento que se desprendió de su lugar. Mientras tanto los choferes de los otros ómnibus desesperados por pasar delante de su compañero tocaban permanentemente sus estrepitosas bocinas concierto al que se unían los taxistas y los vehículos particulares que acabaron por despertar a las palomas que dormitaban en los árboles de la plaza y un par de borrachos que pasaban su curda en un portal cercano.

El chófer del ómnibus sin importar el caos dentro de su vehículo intentó ponerlo en marcha, mientras respondía a los insultos del peatón casi atropellado, haciendo caso omiso al escándalo de sus pasajeros y al creciente concierto de las bocinas estrepitosas. Una vez puesto en marcha un policía que observaba todo el espectáculo desde la esquina, corrió presuroso y obligó al chofer a moverlo hacia la acera derecha. 

Mientras tanto la señora gruesa gritaba toda una enciclopedia de improperios al chófer, la chica de los audífonos se arrastraba por el pasillo localizando su celular, la señora de las bolsas pedía a gritos que no pisarán sus cebollas, el señor de la guitarra trataba de sacar el asiento que impedía abrir la puerta y Diosdado se ponía cada vez más pálido.

Con el frenazo la ventanilla que se abría hacia atrás se deslizó con tanta fuerza sobre la mano derecha de Diosdado que la primera falange del dedo índice de su mano pendía de un pequeño pedazo de piel. La sangre que brotaba de su dedo casi cercenado corría por la mano cayendo sobre su ropa. 

Con el vehículo detenido y la puerta liberada, los pasajeros comenzaron a salir desesperadamente. Primero lo hizo el señor de la guitarra, después varios de los que andaban por el piso llenándose de olor a cebollas, mientras la señora de las cebollas trataba de rellenar nuevamente sus vacías bolsas. 

La señora gruesa en su desesperación por salir del ómnibus empujó a la chica de los audífonos que acababa de encontrar su celular. Con el empujón cayó sobre el señor que siempre estaba dormido y este, pasajero vecino de Diosdado lo empujó de tal modo que su falange colgante terminó por caer al piso. 

Fue entonces cuando la señora gruesa, liberado el espacio para salir del ómnibus descubrió la sangre de Diosdado y para tan mala suerte, la impresión hizo que se desmayara sobre la señora de las bolsas. La algarabía de los restantes pasajeros fue creciendo a la misma medida que los curiosos, los carteristas de la zona, los borrachos despiertos y los silbatos del policía. 

-Levanten a la gorda, gritaban los curiosos, mientras el chofer asomado por su ventanilla seguía discutiendo con el peatón. Con el esfuerzo del señor de las gafas y un fuerte empujón del panadero, lograron levantar a la señora gruesa que sin poder hablar solo hacía señas hacia Diosdado que no escuchaba el escándalo y cada vez su visión se hacía más borrosa. 

Cuando todos terminaron por salir del vehículo y las papas y cebollas estaban en sus bolsas, el policía extrañado que Diosdado seguía sentado subió y al descubrir su mano llena de sangre comenzó a gritar por un médico. Solo subieron los carteristas, uno de los borrachos y un reportero de un canal local que le preguntó a Diosdado si sentía dolor.  

Media hora más tarde y gracias a la insistencia del chofer para seguir su trabajo, el policía llamó a una ambulancia que recogió a Diosdado y lo llevó a la mejor clínica que conocían, una donde las mujeres daban a luz.  

Le cosieron la herida como era costumbre en los partos, lo vacunaron y lo despacharon, no sin antes cobrar sus honorarios, medicinas y lo que no hicieron. Diosdado llegó a su casa horas después del accidente, llamó a su trabajo explicó lo sucedido y su jefe le dijo que volviera tan pronto se restablezca. 

Dos días después Diosdado regresó a su trabajo, de sus compañeros de oficina recibió varias palmadas en el hombro, su jefe le dijo que iniciarían una querella contra el chofer del ómnibus mientras la secretaria de la oficina le regaló una mirada de compasión. 

Pasaron los días y Diosdado se fue acostumbrando a no contar con parte de su dedo índice, solo lo recordaba en el horario de entrada y salida de la oficina. Llegó el día cinco del mes siguiente, día del pago y Diosdado al recibir su salario comprobó que solamente le habían pagado los nueve primeros días. 

Fue a la oficina de su jefe, pidió permiso a la secretaria de la mirada compasiva y le preguntó por la disminución de su salario. Este consultó la planilla elaborada en Excell, llena de colores como le gustaba y le respondió a Diosdado. 

 -Desde el 10 de este mes el control biométrico indica que no asistes al trabajo, nunca pusiste tu dedo índice en este control y sabes que es la única evidencia que tenemos de la asistencia.

Diosdado se quedó quieto, mientras el jefe le seguía comentando de sus faltas y la secretaria entraba con un papel en la mano.

viernes, 9 de mayo de 2014

Eliminando el fondo de una imagen: una tarea para 30 días de fotografía educativa



Desde el pasado 5 de mayo en la red CUED, la casa grande de la educación a distancia, se inició un curso abierto denominado “30 días de fotografía educativa”, con el propósito de estimular el empleo de nuestras fotografías en las actividades docentes.

Como parte del curso se está conformando un mural interactivo con las direcciones y tutoriales de diferentes programas de edición y retoque fotográfico. La variedad es bien amplia, la mayoría realiza funciones similares y casi todos de los mencionados trabajan en línea.

Durante años traté de aprender el manejo de Photoshop, antes lo hice con otros programas similares, pero el poco uso que les di contribuyó al olvido de los pasos para determinados efectos, mientras otros resultaron difíciles de comprender. Así terminé abandonando todos estos programas y hoy solo empleo Photoscape para el retoque fotográfico.

En esta abundancia de programas quedó fuera una utilidad, que sin contar con el nivel de los programas de retoque fotográfico, puede ayudarnos bastante a la hora de editar algunas fotografías. 
Este programa es uno de los más empleados, pero no para mejorar las fotos, sino para presentarlas unidas al texto entre otros elementos, se trata de Power Point.

Con este recurso se puede editar una imagen creando efectos interesantes. Uno de ellos es el de eliminar el fondo de una imagen. Observe las dos imágenes, la primera con todo el fondo mientras que la segunda está libre de este. 
 
Para explicar en detalle este proceso los invito a ver el siguiente video.


viernes, 2 de mayo de 2014

La organización del curso “30 días de fotografía educativa”


La tarea más complicada en la realización de las actividades educacionales, es su organización. Uno de los componentes más importantes es la determinación de las posibilidades de los participantes para trabajar con los objetivos propuestos, ya que de otra manera estaríamos organizando el curso en base a la imagen del profesor.

Evidentemente en los cursos formales, es decir aquellos que transcurren en las instituciones académicas reguladas, con carácter sistémico, el grupo de estudiantes mantiene características similares en cuanto a su preparación previa y las habilidades necesarias para la nueva asignatura. En este caso el profesor realiza modificaciones o ajustes a la organización en la medida que va descubriendo nuevas características de sus estudiantes.

Pero lo que es obvio en ese tipo de formación no lo es en los ambientes no formales, como el curso “30 días de fotografía educativa” a iniciarse el próximo 5 de mayo, en la Red CUED. Como se comentó en un anterior trabajo en el blog, el curso está dirigido a todas las personas que emplean fotografías en sus actividades de capacitación, sin ser fotógrafos, solo interesados por mejorar el uso de las imágenes fijas. 

Para conocer algunas características de los participantes pedimos llenar una encuesta, que en pocas preguntas permiten obtener un grupo de datos de interés. Por ejemplo la mayoría de las respuestas indican que los participantes poseen una cámara digital, que está entre la gama de aficionado a semi profesional. 

Otra de las respuestas demuestra que la mayoría toma más fotos con su celular, por lo que unido a las respuestas anteriores entendemos que la mayoría de los participantes toma fotografías para su uso personal, lo que concuerda con el objetivo del curso. Por ello la necesidad de profundizar en el empleo del celular como cámara fotográfica. 

De igual manera comprobamos que la mayoría de los matriculados, toma como promedio en un mes entre una a treinta fotografías y siete de cada diez de los participantes, acostumbra a subir sus fotos a las redes sociales, en especial Facebook y Twitter. Con este último dato nos percatamos que muy pocos tienen cuentas en Flickr, una excelente red para compartir fotografías. 

Nuestra idea inicial era crear un grupo en esta Red para que todos enlazaran sus fotos al grupo, pero como muy pocos participantes tienen cuenta en dicha Red y aunque crear una es un proceso rápido, significa disponer de otra cuenta más, que después no se emplea y queda en el olvido. En base a esto solucionamos el problema empleando un recurso accesible, que no requiere de cuenta que es Evernote

Anteriormente en la Red CUED trabajamos un curso abierto sobre este recurso, que después lo profundizamos mediante un Mooc en Facebook, denominado “Evernote un recurso insustituible en la enseñanza” Muchos de los participantes al actual curso sobre fotografía educativa emplean Evernote, por lo que encontrarán una nueva forma de emplear esta agenda. 

Para el desarrollo del curso hemos preparado algunos videos, un mural interactivo en Symbalao y otros recursos que estaremos empleando durante el mes de fotografía educativa. Como es de esperarse, los aportes de los participantes enriquecerán la ruta del curso y aportarán nuevas ideas para el empleo de nuestras fotografías. 

Los esperamos en el curso.