martes, 5 de julio de 2016

Las redes sociales en las elecciones universitarias. Cuatro años después.

En junio del 2012 publiqué en este blog un trabajo con el nombre de este encabezado y cuatro años después nuevamente nos encontramos en un nuevo período electoral, eligiendo a las autoridades de nuestra Universidad. Casi 70 mil estudiantes y 1508 profesores están habilitados para ejercer su derecho de elección. Se enfrentan cinco frentes para ocupar los puestos de Rector y Vicerrector, 62 profesores para los cargos de Decano y Vice Decanos de las 17 facultades y 94 aspirantes a directores de las más de 50 carreras que pueden elegir a su director.

Las campañas políticas se iniciaron en junio y se extienden por un mes, para que el 8 de julio se lleve a cabo la primera vuelta de estas elecciones. Las actividades proselitistas abarcan todos los espacios posibles, desde las instalaciones universitarias y sus alrededores hasta las redes sociales. Es en estas últimas donde llevo a cabo mi análisis.

En el 2012 la única red social empleada fue Facebook. Ninguno de los cuatro frentes que disputaban el Rectorado, empleó otra red social. Cuatro años después a Facebook se suma WhatsApp, red donde se libran los más enconados debates, como explico más adelante.

Las campañas en Facebook

Si en el 2012 fue la única red empleada, en la campaña actual también es utilizada de manera muy similar a cuatro años atrás. Para ser objetivo en el análisis partiré de los mismos indicadores que emplee la vez pasada: estructura de la página o grupo, información de utilidad, información sobre los candidatos y presencia en otras redes.

De los cinco frentes que en estas elecciones se disputan el rectorado de la Universidad, cuatro tienen páginas en Facebook. Solo uno de estos frentes no tiene representación en la Red, pero se puede acceder a la página de uno de sus candidatos, donde coloca algunos mensajes con muy poco sentido común y sin relación con la campaña.

De los cuatro restantes, tres de ellos tienen páginas oficiales, mientras que un cuarto grupo emplea una página personal, por lo que es necesario solicitar su amistad, para acceder a toda la información. El otro indicador para el análisis se relaciona con la información de utilidad a la que se puede acceder en cada frente.

Considero como información de utilidad, las propuestas y sus formas de materialización que cada frente tiene sobre el mismo tema en común: la universidad. En este campo más allá de videos y fotos de diferentes actos es imposible encontrar un documento que explique en detalle sus propuestas y menos aún la manera en que llevarían estas a la práctica. Solo uno de los tres frentes con página oficial, tiene un enlace a un documento externo donde se encuentra parte de esta explicación.

Otro punto ausente en todas las páginas, es la información sobre los candidatos. Aunque sean personas con cierto reconocimiento público en el entorno universitario, ninguno de los candidatos muestra su currículum, ni un enlace donde pueda ser estudiado. Tal vez parece que es más importante la promesa que la persona que lo puede llevar a cabo. Incluso en la propaganda impresa que vi en estos días, no encontré referencia alguna a la experiencia laboral de los candidatos

Al igual que todos los candidatos se aplazan en mostrar su información personal, no encontré presencia de estos en otras redes sociales, como por ejemplo Twitter o Google +. Un detalle que me llamó la atención es que sumando los “me gusta” de cada página llegan a cerca de los 42 mil, cifra varias veces superior a la de cuatro años atrás.

Realizando una comparación con el empleo de Facebook, en las elecciones del 2012, las dos mejoras notables, son la presencia de videos propios, algunos con los candidatos y otros sin ellos y la cantidad de me gusta de cada página.

El empleo de WhatsApp en la campaña.

Cuatro años atrás, WhatsApp apenas tenía 100 millones de usuarios a nivel mundial que comparados con los mil millones de hoy la convierten en la red de mayor crecimiento. En varias pesquisas que realicé con profesores y estudiantes de la Universidad, casi la totalidad de los encuestados señaló su pertenencia a esta red.

Para argumentar esta parte del trabajo realicé dos tareas principales; el análisis de las respuestas a un cuestionario en línea y el monitoreo durante varios días de algunos grupos de profesores y estudiantes. El cuestionario divulgado mediante WhatsApp, estuvo disponible solo 24 horas e indagó en cuatro áreas significativas en el uso de esta Red.

La primera de las preguntas estuvo dirigida a verificar cuál es la reacción al recibir un mensaje en la Red. La imagen ilustra las respuestas, donde seis de cada diez prefiere leerlo cuando tiene tiempo, aunque esto signifique unos minutos después.

La segunda pregunta indagó por la cantidad de grupos a los que pertenece en esta Red.

Como se aprecia la mayoría participa en más de cuatro grupos, llegando una tercera parte a involucrarse en más de diez grupos. Estos resultados están dentro de lo esperado. Muchos profesores comparten con sus estudiantes varios grupos en esta Red y a estos se suman los de carácter institucional, sin olvidar los más íntimos formados por amigos y familiares.

Otra pregunta estuvo dirigida a comprobar la cantidad de personas que abandonan los grupos de WhatsApp en los que fueron incluidos.

Para ser sincero los datos me sorprendieron, la mitad afirma que no se retiró de un grupo con fines políticos, mientras que un tercio afirma lo contrario. La sorpresa del resultado está dada por la experiencia que muchos fuimos incluidos en varios grupos sin nuestro consentimiento. Algunos grupos fueron creados con números no existentes en Bolivia, en algunos no se recibió información inmediata que justificara la pertenencia y en otros se trató de grupos a los que nos interesa participar.

WhatsApp, la red de más mensajes y menor impacto.

La segunda tarea para el análisis del empleo de esta red en el período electoral, consistió en revisar las conversaciones de varios grupos de profesores y estudiantes, donde se trata el tema electoral. Gracias a varios colaboradores pude acceder a una veintena de grupos de seis facultades.

Entre esos grupos se contabilizan más de 1400 personas y generan como promedio al día en esta etapa unos 200 mensajes. Algunos días la cifra crece mucho más, al extremo que en uno de los grupos a los que pertenezco circularon más de 500 mensajes en unas doce horas. A esa enorme cantidad de información se unen las imágenes y videos que circulan en cada grupo, la mayoría de las veces repetidos.

En todos los grupos que logré revisar existe un elemento común: la polémica, la discusión a veces ofensiva, los mensajes con poco sentido común y el contraste de los que llaman a la calma, a abandonar los insultos y amenazas. En esta etapa descubrimos algunos lados “ocultos” de varias personas, como también encontramos a líderes y mediadores que en algunos momentos lograron disminuir el tono de la polémica.

WhatsApp es una red de memoria corta, contrario a Facebook, donde es más sencillo hallar los mensajes. En WhatsApp la cantidad de mensajes es tan alta, que pocos pueden leer todas las conversaciones y se concentran generalmente en las últimas.

No existe una estrategia clara de cómo emplear esta Red en la campaña electoral. En todos los grupos la tendencia fue añadir las mismas imágenes y videos varias veces para contrarrestar las del grupo rival, pero al parecer no da los frutos esperados.

Esta conclusión se desprende de las respuestas a otra de las preguntas de la encuesta, que valoró la influencia que los mensajes tienen en la decisión de voto en las elecciones.

Entre poco y casi nada, se encuentran siete de cada diez participantes. El resultado demuestra que los mensajes en WhatsApp no tienen el efecto esperado. 

Es probable que después de las elecciones vuelva a reinar la calma, es probable también que dentro de cuatro años vuelva a realizar un análisis sobre el mismo tema, pero no aseguro que WhatsApp y Facebook sigan teniendo la misma preferencia.