lunes, 25 de septiembre de 2017

Según los rankings internacionales somos menos universidades y más colegios?

¿Si invertimos los rankings?
Un par de semanas atrás un estudiante de pregrado me preguntó sobre los rankings de las universidades. Un profesor de metodología de investigación le lanzó la pregunta: ¿qué lugar ocupan las universidades bolivianas en los rankings internacionales? No supe que responder, pero quedé en averiguar por estos lugares.


Acudí a los cuatro rankings que según los expertos son los más importantes. El Times HigherEducation (THE) El conocido Ranking de Shanghái (Academic Ranking of WorldUniversities el QS World University Rankings y el World Review Best Global Universities Ranking En ninguno de ellos se registra una universidad boliviana, al menos entre los primeros cinco mil lugares.

Me surgieron varias preguntas; nos olvidan, no tenemos la suficiente calidad como para ser tomados en cuenta, no enviamos los datos necesarios, no damos a conocer el trabajo que se realiza, no cumplimos con los parámetros exigidos o estos se aplican solo para unas universidades y no para otras. La lista de preguntas siguió creciendo, por lo que debía dirigir mi atención no a los rankings sino a qué se debe hacer para que nuestras universidades se aproximen a estos lugares.

En ese momento mientras seleccionaba un post para el Blog de la Cátedra UNESCO encontré un trabajo publicado en el Blog de Studia XXI titulado “Los “rankings” de nuevo…”  el artículo me venía “como anillo al dedo”

Su autor José Juan Moreso además de referirse a los rankings cita cuatro claves importantes para que la universidad sea competitiva. Estas son:
  • que la universidad esté situada en un contexto orientado a la investigación y se vinculen a centros de este tipo. A esto le agrego la necesidad que los profesores universitarios trabajen en estos centros y sus alumnos realicen determinadas prácticas en los mismos. 
  • que las políticas generales de los gobiernos, acerca de universidades e investigación sean sólidas y estables en el tiempo. En esta clave no andamos “bien”, con cada nuevo gobierno todo “cambia”. 
  • que la universidad disponga de un proyecto claro, estable y continuado en el tiempo. Al igual que en la clave anterior, nos caracterizamos por descontinuar lo del anterior y solo “sirve” lo nuevo.
  • que la universidad sea razonablemente homogénea. Una cultura de la investigación compartida, un modelo docente compartido, un modelo de gestión aceptado. En nuestras universidades cada facultad es una universidad y cada carrera desea ser una facultad.
A las claves anteriores agregaré cuatro más.
  • La producción del conocimiento, vinculado a las publicaciones en general y no solo a revistas indexadas, a los libros de texto creados por los profesores,a la participación en congresos y a todas las fuentes de divulgación del trabajo universitario.
  • Los profesores de posgrado, su nivel académico, la producción real de las tesis de maestría y doctorado, su implementación en los entornos donde se realizaron y la divulgación de estos resultados.
  • La efectividad real, es decir el porcentaje de estudiantes que ingresan y los que se titulan en el tiempo de su carrera, unido al promedio académico alcanzado
  • La cuarta clave es la relación universidad sociedad. Cuánto aporta la universidad en el desarrollo de su región, qué opinión tiene la sociedad del trabajo de la universidad. 
El tema de los rankings da para muchos comentarios, son clasistas, favorecen a unas universidades, son injustos y no se ajustan a las realidades de las universidades latinoamericanas. Pero esto no significa que renunciemos a mejorar nuestras universidades y aunque no estemos incluidos en estos rankings estamos en condiciones de demostrar que podemos convertirnos en centros de reconocido prestigio. Depende de nosotros.

lunes, 18 de septiembre de 2017

No es el PowerPoint el culpable, son quienes lo emplean.

Recientemente en uno de los grupos de WhatsApp donde participo se generó una discusión que tuvo como base el empleo de PowerPoint a partir de un artículo recientemente publicado. El artículo original se denomina: “Let’s banPowerPoint in lectures – it makes students more stupid and professors moreboring”, que puede interpretarse como: “Vamos a prohibir el PowerPoint en las conferencias: convierte a los estudiantes en más estúpidos y a los profesores más aburridos. 

Desde el título, hasta el último párrafo el post está lleno de contradicciones y encierra el falso criterio de suprimir el empleo de los medios debido a su mal uso. Los medios y el PowerPoint es uno de ellos, son simplemente medios del proceso pedagógico. No son buenos, ni malos, no hacen a los estudiantes más “estúpidos” y a los profesores “más aburridos”.

Imagen del autor
No es el medio el culpable, este pasa por cuatros momentos importantes, que hemos llamado “Ruta crítica” que se puede leer en ese enlace. El primero de los nodos de esta ruta coincide con la selección. Se selecciona el medio tomando en cuenta las posibilidades de los estudiantes para trabajar con este medio, las potencialidades didácticas y comunicativas de cada medio, las características del local donde se empleará y por ende la existencia del medio entre los más importantes. Cuando el medio se selecciona por el gusto personal del profesor o el estudiante, se están obviando todos los elementos que componen el primer nodo.

Imagen del autor
Una vez seleccionado el medio, se procede a su diseño y posterior elaboración. En el caso del PowerPoint se hace obligado realizar primeramente un boceto, donde se plasmen las ideas principales antes de proceder a su realización. Aquí intervienen muchos elementos del diseño gráfico, la cantidad de información, el tipo de letra, su tamaño, colores, imágenes, entre otros muchos.

El PowerPoint no es para trasladar toda una tesis menos un libro, no lo use para copiar textos con definiciones o conceptos, no lo emplee para tablas estadísticas llenas de datos, o para trasladar el acta de una reunión. El medio no está concebido para ese propósito. Es un recurso donde la combinación de voz e imagen es su carta distintiva.

Imagen del autor
El último nodo de la Ruta crítica, es su empleo y posterior evaluación. Emplear el medio resulta sencillo, una pantalla, el proyector, el lugar para el expositor, las condiciones de iluminación y ventilación en el caso que sea necesario. La evaluación del medio, es una tarea permanente del profesor, que debe valorar la comunicación con los estudiantes a través del medio empleado. Preguntarse cómo se aprecia la presentación, qué escriben los estudiantes, en cuál diapositiva dediqué más tiempo a explicar, en cuáles los estudiantes reflejaron más dudas, pueden ser indicadores para la evaluación del medio.


Sobre este tema se puede escribir todos los días, el PowerPoint es una herramienta de gran utilidad y aunque existen otras que le compiten creo que no llegan a imitarlo. Tomando en cuenta su utilidad unos años atrás realizamos un Mooc sobre este tema. En la actualidad el grupo tiene más de mil personas y puede acceder libremente a todos los documentos. Lo invitamos a que se matricule y revise la información del curso.