miércoles, 31 de octubre de 2018

La evaluación al profesor o la manera de no evaluar (parte tres)


En los  anteriores trabajos revisé el modelo académico de la UAGRM donde no se encuentra referencia alguna a la evaluación al profesor. Comenté que tanto el cuestionario del estudiante como la autoevaluación del profesor son dos instrumentos que carecen de lógica evaluativa, dirigidos a satisfacer los intereses administrativos.

En esta tercera parte expondré un sistema de competencias y varios indicadores como sugerencia para evaluar al profesor. No es un trabajo acabado, ni completo, requiere de una comisión de profesionales en este campo que elabore una verdadera herramienta. Parto del criterio de evaluar en base a competencias docentes, dado que los fundamentos curriculares del modelo académico de la Universidad establecen el diseño de los programas a partir de competencias. A esto se suma que este enfoque dirige la atención al estudiante, a su manera de aprender y las formas de actuar, en vez de la tradicional trasmisión de información, que es el centro de los instrumentos actuales de evaluación.

La UNESCO en su Informe de seguimiento de la educación en el mundo[1] señala que ninguna estrategia de medición única puede captar la gama completa del desempeño de los docentes o la serie de cualidades que se requieren para impartir una enseñanza eficaz.

Rodrigo Asún y Claudia Zúñiga señalan en su estudio que se observa una importante debilidad en el diseño de instrumentos cuantitativos para evaluar al profesor y muchos de estos se emplean sin sustento teórico[2] como sucede en nuestra Universidad.

En un documento de la Comisión de evaluación docente de la Secretaría Académica de la Universidad de Colima se destaca la necesidad de saber para qué se evalúa, a quién le interesa y a quién sirve la evaluación[3]. Por tal razón no se trata de responder un cuestionario para satisfacer a la administración, sino para emplear sus resultados en mejorar el proceso pedagógico.

Información necesaria para evaluar al profesor.

El primer paso es instituir el perfil del profesor que necesita nuestra Universidad. El Modelo académico de la Universidad establece una idea un poco confusa del profesor que tenemos, pero no se adentra en definir las áreas de actuación.

En gran parte de la bibliografía las dos áreas que tienen mayor peso en la evaluación son: docencia e investigación. Otros autores agregan una tercera área que es la extensión. El docente universitario es un experto en su materia y aplica con éxito las leyes y principios pedagógicos necesarios para lograr el desarrollo de un proceso pedagógico de calidad

El segundo elemento de información es el modelo teórico que sustenta la evaluación, que como se observa está ausente en la mayoría de las instituciones, al igual que la nuestra.

Apoyado en este modelo se seleccionan los instrumentos y los evaluadores. El estudiante puede evaluar el área de la docencia, mientras que el director de carrera deberá recoger información suficiente para evaluar tanto el área docente como la investigativa.

En el supuesto caso que nuestro modelo determine que las competencias docentes se convierten en el centro de la evaluación al profesor, debemos establecer tanto las competencias genéricas como las específicas.

Competencias docentes.

Si el tema de la evaluación al profesor es de por si complejo y con criterios a veces discordantes, el caso de la determinación de las competencias tiene tantos criterios diferentes como la evaluación.

En un estudio realizado entre varias universidades de España, Argentina, Ecuador y Colombia se estudiaron 12 competencias que se muestran en el siguiente gráfico[4]



En un documento elaborado por la Universidad de Colima se recogen cuatro competencias específicas que son las conceptuales, las metodológicas, las técnicas y las profesionales. Estas cuatro competencias enmarcan las doce antes citadas.

Rodrigo Asún y Claudia Zúñiga después de recopilar 1608 ítems de evaluación a profesores, los redujeron a 48 tipos y estos en 10 áreas que pueden ser tomadas como competencias a evaluar.

Estas son: planificación y conducción del curso, responder a responsabilidades administrativas, dominio de contenidos, guía experto, comunicación, manejo de diversas metodologías y técnicas de enseñanza, motivar a los estudiantes generar una interacción eficaz con los estudiantes generar evaluaciones válidas y pertinentes desarrollar aprendizajes significativos en conocimientos, habilidades y valores.

Nuestra propuesta

Para finalizar la serie de trabajos sobre este tema propongo un grupo de competencias a evaluar en nuestros profesores. Estas no difieren de las anteriores pero toman en cuentas las posibilidades reales de los profesores de nuestra Universidad, así como las limitaciones en algunas áreas importantes como el de la investigación.

Tomo en cuenta que en vez de preguntar por la entrega de un programa de estudio, orientar el sistema de evaluación y mostrar la planificación de clases, es más importante ayudar a pensar de manera independiente, a romper la rutina, a ser líder, emprendedor a seleccionar la información, a trabajar en grupo y comprobar que lo estudiado es útil para su profesión.

Propongo siete competencias y un grupo de indicadores de verificación.

Competencia de planificación. El proceso pedagógico es planificado, pero no estático. Debe dominar la selección adecuada de los contenidos, su organización en función de las necesidades de los estudiantes, la utilidad de estos contenidos en el desarrollo de la profesión, la actualización y su vinculación con la realidad cotidiana.

Competencia de motivación. El docente universitario es un arquitecto del conocimiento y un enriquecedor del alma. Enseñar a pensar y no memorizar los contenidos, como sucede de manera permanente. Enseñar cómo ser líder y emprendedor, saber escuchar a los estudiantes y favorecer el diálogo. Debe trasmitir autoconfianza, el gusto por la enseñanza y asumir un rol activo en todo el proceso de aprendizaje.

Competencia metodológica. Empleo de un sistema de métodos que propicien el aprendizaje significativo, favorezcan el trabajo grupal, la responsabilidad individual, el pensamiento autónomo y crítico. 

Competencia de empleo de medios. Valorar el proceso de selección, diseño y empleo de los medios. No se trata solo de utilizar un determinado medio, es necesario verificar su diseño y selección adecuada. La relación entre métodos y medios, variación en la selección de los medios. Favorecer la selección adecuada de la información por parte de los estudiantes.

Competencia de evaluación. Selección de los instrumentos adecuados a la asignatura, elaboración de las preguntas, retroalimentación a los estudiantes, calificación justa e imparcial, empleo de diferentes instrumentos y su relación con lo desarrollado en el curso.

Competencia de innovación. Realizar diferentes tareas que propicien la innovación, tanto en la organización, la metodología, el empleo de medios y la evaluación.

Competencia de identidad profesional. La actualización del profesor, su apego a las normas universitarias, valorar el papel del trabajo docente y su relación con su profesión.

Con estas competencias se puede iniciar la creación de tres cuestionarios: la evaluación de los estudiantes, la del director de carrera y la auto evaluación del docente. Solo falta que los encargados de la evaluación en la Universidad, quieran entender que de una vez hay que cambiar, que vivimos en un siglo diferente al anterior, que nuestros programas son por competencias y que los paradigmas conductistas quedaron en el pasado. ¿Lo entenderán?

Tal vez dentro de un año vuelva a comentar sobre este tema.


[1] UNESCO 2017 “Informe de seguimiento de la educación en el Mundo” http://unesdoc.unesco.org/images/0026/002610/261016S.pdf
[2] Asún R.A y Zuñiga C (2017) Evaluación docente universitaria: Hacia una perspectiva unificada. Revista de Sociología 32(1), 50-70.  doi:10.5354/0719-529x.2017.47885
[3] Universidad de Colima, Comisión de evaluación docente. Revisión del proceso de evaluación docente por los estudiantes. México 2011 https://portal.ucol.mx/content/micrositios/118/file/evaluacionDocente.pdf
[4] SECCHI, Mario A.; Rodríguez León Nicolás; Pérez Navío, Eufrasio. Competencias del profesor universitario. Un nuevo enfoque.. Congreso Universidad, [S.l.], 2014. ISSN 2306-918X. Disponible en: http://www.congresouniversidad.cu/revista/index.php/rcu/article/view/562

miércoles, 24 de octubre de 2018

La evaluación al profesor o la manera de no evaluar (parte 2)

En el anterior comentario expuse que el modelo de universidad boliviana propuesto por el CEUB no contiene una línea sobre la evaluación al profesor, al igual que el modelo académico de nuestra Universidad. En este post realizo un análisis de dos de los instrumentos de evaluación a los profesores. 

15 meses atrás realicé un análisis similar mostrando todas las preguntas que pueden ser revisadas aquí. Aunque  recientemente se informó que el cuestionario fue modificado, una revisión demuestra que los cambios son escasos, en algunos para empeorar la comprensión de la pregunta y en otros de orden cosmético. Por ello solo mostraré aquellas preguntas que llegan al absurdo evaluativo. 

El cuestionario de evaluación de los estudiantes a los docente se divide en siete partes:

  • Asistencia y puntualidad.
  • Formación del docente y planificación del proceso educativo.
  • Comunicación. 
  • Desarrollo del programa 
  • Desarrollo de las prácticas de laboratorio 
  • Evaluación 
  • Apreciación global


De las 25 preguntas con las que cuenta el instrumento se modificaron 11 y se agregó una nueva. Pero contrario a cualquier lógica de las 11 preguntas modificadas, 10 empeoraron su comprensión.  En la escala de medición se introdujeron los ítems Siempre y Muchas veces en sustitución de Siempre y Casi siempre. Entre los últimos al menos se puede establecer diferencia, pero entre los actuales ítems la diferencia es poca o nula.

El cuestionario mezcla en una misma parte áreas que son diferentes entre sí. Por ejemplo la formación del docente no debe ser un elemento a evaluar por parte del estudiante, tomando en cuenta que no es lo mismo que el dominio del contenido. A su vez la planificación del proceso educativo como se denomina en la encuesta debe estar unida con el desarrollo del programa. En resumen en la evaluación del estudiante se retrocedió con los nuevos cambios. 

El otro instrumento que parece salido de un cuento surrealista es la auto evaluación del docente y a la que también me referí hace año y medio. Dividido en cinco áreas se nota desde sus primeras preguntas la mezcla incongruente de diferentes elementos de evaluación.

Las áreas de este instrumento son:

  • Planificación del proceso educativo
  • Desarrollo del programa
  • Actividades realizadas en el período
  • Recursos
  • Apreciación global


Al igual que en el primer cuestionario comentado los cambios a la auto evaluación al profesor son de índole cosmética. En dos preguntas sustituyeron el ítem solo a medias por muy poco. En las preguntas donde se nos exigía mentir a los profesores que no realizamos prácticas de laboratorio, al fin, después de muchos años, añadieron el ítem asignatura sin práctica. Gran descubrimiento.

En la pregunta relacionada con el empleo de los medios se sustituye el ítem transparencia por el de aplicación móvil. Pero en esta pregunta como en otras no existe la opción nunca. Es decir aunque no emplee una aplicación de este tipo tiene que mentir y marcar otra de las opciones.

Este instrumento carece de cualquier lógica evaluativa. Las categorías de evaluación se mezclan en una suerte de poción misteriosa, donde no se llega a comprender la razón de la mayoría de las preguntas.

La primera pregunta es una obra maestra de la redacción.
 



Nos preguntan si entregamos la carta descriptiva, pero a su vez si esta tiene la planificación de las actividades y si guarda relación con el programa de la asignatura. Tres preguntas en una sola.

En las preguntas 7 y 8 la mezcla es digna de ser destacada con el premio a la incoherencia.



La pregunta 7 indaga por el cumplimiento del programa, pero la 8 interroga sobre las reuniones de coordinación. ¿Cuál es la relación con el desarrollo del programa?, en todo caso con la planificación que es la primera área del cuestionario.

Las preguntas 9, 10 y 11 superan cualquier sentido lógico, se apoyan en una concepción conductista del proceso pedagógico y son un atentado al enfoque por competencias que adopta la Universidad.



En la pregunta 9 cabe la interrogante, sí los exámenes parciales no tienen relación con los temas tratados, seguirán siendo exámenes parciales. ¿Es posible que un profesor pueda impartir un contenido, evaluar otros temas y todavía reconocer ese error?

La pregunta 10 sorprende por su contradicción. Exámenes prácticos relacionados con la teoría? La pregunta 11 obliga a retomar las concepciones conductistas donde el examen final tiene que ser la sumatoria de todos los contenidos. ¿Se enteraron que en la U existen nuevos diseños curriculares y todos bajo el enfoque por competencias?

La pregunta 18 se lleva el premio al absurdo.


Según los creadores de este tipo de cuestionario, los controles de lectura tienen que ser obligatorios, y sirven para validar la trasmisión y adquisición de conocimientos. De qué tipo de paradigma estamos hablando, por lo menos no es el constructivismo al que se adhiere la Universidad.

Ambos cuestionarios son incoherentes, retrasados en el tiempo, no se relacionan con las tesis del constructivismo social el cual es el paradigma rector de la Universidad, no toman en cuenta los nuevos diseños por competencia, favorecen la evaluación conductista y no consideran la innovación por parte de profesores y estudiantes.

Los resultados de dichas evaluaciones no son dados a conocer a los evaluados, lo que niega la esencia de la evaluación, cerrando la puerta a la modificación de los errores y deficiencias detectados. En resumen ambos instrumentos solo sirven a la burocracia ensombreciendo la labor de muchos profesores.

En el siguiente comentario propongo un formulario para evaluar al docente, apoyado en competencias

domingo, 21 de octubre de 2018

La evaluación al profesor o la manera de no evaluar


15 meses atrás escribí dos trabajos sobre la evaluación a los profesores en nuestra Universidad. El primero lo puede encontrar aquí y el otro en este enlace. Hoy nuevamente recurro a este tema, ya que de nuevo nos vuelven a evaluar con los mismos instrumentos,  con sus mismos errores y lo más absurdo nunca nos enteramos de los resultados. Aunque las autoridades universitarias aseguraron modificaciones a estos instrumentos, estas son simplemente de orden cosméticos. En la encuesta donde los estudiantes son los evaluadores solo se modificó la redacción de una pregunta, mientras que en otra se percataron que no todas las asignaturas en la Universidad están obligadas a realizar prácticas de laboratorio.

La evaluación es siempre un tema polémico, es imposible satisfacer a unos y otros, tanto con los instrumentos como con los resultados. Pero esto en nada cambia la afirmación que hicimos en los comentarios anteriores. En el primer post indicamos que el cuestionario a los estudiantes está lleno de contradicciones, es anticuado, incoherente con la realidad y que en el fondo es una farsa que alienta la mentira y va en contra del esfuerzo de la mayoría de los docentes de formar un estudiante acorde las necesidades actuales.

En esta ocasión además de revisar nuevamente los cuestionarios, hago una propuesta de evaluación, que de ser útil puede ser empleada por una comisión de expertos en educación que se dedique a redactar un verdadero instrumento y que no quede solo en manos de administrativos como ocurre en la actualidad.

Revisando la literatura

En general existe un criterio aceptado que el éxito de una institución de educación superior depende en gran medida de la calidad que muestren los profesores en su desempeño docente. No es la presencia de recursos, instalaciones, ni currículos por competencias los que prestigian a una universidad, sino el desempeño de sus docentes.

Rodrigo Asún y Claudia Zúñiga[1] después de revisar más de 60 artículos en los que se trata la evaluación docente llegaron a la conclusión que no existe consenso en la manera de definir la enseñanza de calidad y menos en caracterizarla teóricamente. Tampoco existe claridad en las exigencias al desempeño docente de calidad en un profesor universitario.

En el caso de nuestra Universidad, después de revisar el Modelo académico del CEUB[2] descubro con asombro que no existe una definición de lo que se espera del docente en ese modelo. Algo similar ocurre en el Modelo académico de nuestra Universidad[3] donde se señala que el docente universitario cuenta con una “…garantizada solvencia académica, capacitados en el área de la  psicopedagogía, proactivos, que conocen (o que están dispuestos a conocer) los nuevos paradigmas emergentes que orientan los procesos de enseñanza-aprendizaje y aplican (o están dispuestos a aplicar) las tesis del llamado “constructivismo social”.

En el modelo no se específica la concepción que la Universidad tiene de las tesis del llamado “constructivismo social”. Partiendo del criterio de docente universitario expresado se debería evaluar su solvencia académica, su desempeño en el área de la psicopedagogía, su proactividad y la manera en que aplican las tesis del constructivismo social.

Por otra parte es necesario la precisión en relación tanto a lo que se entiende por evaluar, como a los indicadores que deberán ser objeto de la evaluación. En los dos documentos anteriores, el CEUB reconoce la excelencia universitaria, a partir de un sistema eficiente de asignación, seguimiento y evaluación del rendimiento académico, científico y de interacción social. Pero no hace referencia a la evaluación docente.

En el Modelo académico de la UAGRM se reconoce que el objeto de la evaluación es la calidad de los programas de formación profesional. En ambos documentos que son de máxima prioridad no se menciona la evaluación al docente, tampoco la sustentación teórica para su evaluación, mucho menos los indicadores que deben ser evaluados ni la forma de hacerlo.

En resumen la evaluación al docente queda en manos de la administración que sin un sustento teórico decide evaluar aquellos indicadores que mejor se ajusten a sus gustos o intereses.

Qué evaluar

Con la ausencia de indicadores para la evaluación a los docentes en nuestra Universidad, mi propuesta está fundamentada en la literatura especializada.

El primer elemento a definir está en determinar qué tipo de profesor queremos en nuestra Universidad. La UNESCO en su “Informe de seguimiento de la educación en el mundo” señala que la responsabilidad principal de los docentes es impartir una enseñanza de alta calidad. “En la práctica, una buena enseñanza es una tarea compleja y exigente. Los docentes tienen que administrar y transmitir el plan de estudios, velar por la participación y el aprendizaje, y adaptar la enseñanza a las necesidades de los alumnos y a la cambiante dinámica del aula. Además, necesitan tiempo para preparar los materiales didácticos y para organizar y calificar las evaluaciones[4].

En este campo quiero destacar la propuesta que el Tecnológico de Monterrey expone en su modelo TEC21[5], donde enfatiza en el papel principal del profesor. Para ellos el docente debe estar interesado en el estudiante, guiando su desarrollo. Debe destacar tanto como académico como en su profesión. Debe ser innovador y aprovechar la tecnología para modificar las formas tradicionales de enseñanza. Debe demostrar además un vínculo cercano con los estudiantes, ser un buen ejemplo y en especial dejar una huella en sus estudiantes.

Rizo Moreno[6] en un trabajo de la Asociación Universitaria de Formación del Profesorado, señala que existe consenso en que las tres áreas que el trabajo docente debe ser evaluado son: docencia, investigación y extensión.

Considerando que en nuestra Universidad los nuevos diseños curriculares se adscriben a la moda actual de las competencias, entonces es de esperar que también a los profesores los evaluemos bajo este mismo enfoque. Por esta razón el instrumento que propongo en los siguientes trabajos estará enfocado directamente a evaluar las competencias de los docentes universitarios.

En el siguiente trabajo comentaré sobre la incongruencia de los actuales instrumentos, a partir de las modificaciones de carácter cosmético introducidos a estos.




[1] Asún R.A y Zuñiga C (2017) Evaluación docente universitaria: Hacia una perspectiva unificada. Revista de Sociología 32(1), 50-70.  doi:10.5354/0719-529x.2017.47885
[2] Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana (CEUB) Modelo académico del sistema de la universidad boliviana (2011) http://www.ceub.edu.bo/academica/documentos/normas/01_Modelo_Academico_09_14.pdf
[3] No se pudo localizar el modelo en ninguno de los sitios de la UAGRM. Manos amigas me lo hicieron llegar por medio del correo electrónico
[4] UNESCO 2017 “Informe de seguimiento de la educación en el Mundo” http://unesdoc.unesco.org/images/0026/002610/261016S.pdf
[6] Rizo Moreno, Héctor. “Evaluación del docente universitario” Asociación Universitaria de Formación del Profesorado. Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación del profesorado 2(1) 1999 https://www.aufop.com/aufop/uploaded_files/articulos/1224341864.pdf

lunes, 17 de septiembre de 2018

La actualización de los profesores a través de un sistema de Wooc.


Desde el 2014 con la ayuda de dos colaboradores en aquel entonces estudiantes universitarios y hoy Licenciados en Educación iniciamos un trabajo que con los años está dando sus frutos con la creación de diferentes Wooc. En el blog nos referimos varias veces a este tipo de curso, que significa WhatsApp Open Online Course o Cursos abiertos en línea a través de WhastApp.

Desde junio del 2016 y por un mandato de la Asociación de profesores de la Facultad de Humanidades de nuestra Universidad empezamos a realizar con los profesores de la Facultad un sistema de cursos de actualización en el campo de la tecnología e innovación educativa. Este sistema se apoya en la concepción del micro aprendizaje y toma a WhatsApp para su desarrollo. Con ese fin se creó un grupo en esta red que hasta la fecha cuenta con 110 participantes de ellos 75 son profesores de la Facultad y el resto invitados de otras universidades.

Por lo general el martes final de cada mes realizamos un Wooc y hasta hoy acumulamos 15 de estos cursos. Con el objetivo de evaluar la utilidad de los cursos pedimos a los participantes responder un cuestionario en el que expresaron sus criterios sobre el sistema. Empleamos preguntas cerradas, a excepción de la última, todas utilizan una escala Likert, donde las respuestas oscilan entre nada y mucho. Las preguntas son positivas y relacionadas con la actividad de superación personal mediante los Wooc.  

Pregunta
Poco (1)
2
3
4
Mucho (5)
El objetivo de los Wooc se puede alcanzar con facilidad


3%
18%
79%
Los contenidos seleccionados para los Wooc se comprenden con facilidad



24%
76%
Los contenidos de los cursos le ayudan a mejorar sus clases con el empleo de las Tics


3%
18%
79%
Las intervenciones de los integrantes del grupo de WhatsApp se corresponden con la temática tratada en el Wooc


9%
36%
55%
El profesor responde las preguntas de los participantes


3%
6%
91%
Las cápsulas informativas presentan una apariencia visual agradable (relación entre el texto, imágenes y color)


6%
12%
82%
Las cápsulas trasmiten una información adecuada (cantidad de información y diseño de la cápsula)


3%
24%
73%
Los Wooc en los que participó puede aplicarlos en otros grupos de WhatsApp


15%
18%
67%

Como se apreciar las respuestas están siempre por encima de la mitad del valor mucho, lo que es una muestra de la utilidad que los Wooc tienen en la actualización de los profesores.

En los momentos de este artículo estamos trabajando en una aplicación para dispositivos móviles que tiene como objetivo acceder con facilidad a todos los Wooc a la par de comentar el diseño instruccional seguido en este sistema de cursos.

martes, 3 de julio de 2018

En la clase con Internet: La portada de la clase.



Como es habitual el último martes de cada mes, realizamos un Wooc con los profesores de la Facultad de Humanidades de nuestra Universidad. El de este mes trató sobre “La portada de la clase”.

El título del Wooc puede provocar confusión, pero si partimos de considerar que la portada es la primera plana de un periódico o de un libro, la cubierta de un disco o de cualquier tipo de publicación, llegaremos a la conclusión que es sinónimo de presentación.

Por ello la Portada de la clase, es su presentación, mediante un formato gráfico y trasmitida por una red de mensajería instantánea como es el caso de WhatsApp. La base de la Portada es el conocido “meme”.

Fue el investigador Richard Dawkins quien empleó por vez primera el término meme. En su obra “El gen egoísta. Las bases biológicas de nuestra conducta”1 se refiere a la necesidad de encontrar una palabra para un nuevo tipo de replicador que no es el ADN, sino que tiene una base cultural.  

En su obra refiere: “El nuevo caldo es el caldo de la cultura humana. Necesitamos un nombre para el nuevo replicador, un sustantivo que conlleve la idea de una unidad de trasmisión cultural o una unidad de imitación”. De este modo propone la creación de meme, como la unidad de trasmisión cultural.

Ejemplos de meme según Dawkins son tonadas o sones, ideas, consignas, modas entre otros. Los memes “..se propagan en el acervo de los memes al saltar de un cerebro a otro mediante un proceso…que puede llamarse de imitación”.

Tomando en cuenta lo anterior la Portada de la clase describe de manera gráfica y sintética el tema central de la clase, de una tarea o de cualquier otro tipo de actividad que realizaremos en dicha clase.

Características didácticas de la Portada de la clase.

En el Wooc discutimos con los profesores algunas de las particularidades de la Portada y en especial posibles usos. Entre estos podemos señalar:     

  • Comunicar una idea.
  • Informar del tema central de la clase 
  • Recordar una tarea que será objeto de trabajo en la clase, como es el caso de una evaluación, una exposición grupal, el empleo de un determinado medio entre otras diferentes tareas. 
  • Elevar la motivación y el interés por los contenidos de la clase.

A estas posibilidades se unen otras relacionadas con la importancia de la imagen y su interpretación.
  •          Favorecer el empleo y la interpretación adecuada de la imagen
  •          Incrementar la imaginación del estudiante
  •          Demostrar el valor didáctico del meme
  •          Mejorar la comunicación profesor estudiante
  •          Incentivar el empleo de memes por parte de los estudiantes

La circulación de imágenes es permanente entre profesores y estudiantes y en especial con los memes. Estos se convierten en una herramienta para la crítica, la divulgación y se llega al extremo de las ofensas de todo tipo.
Una de las cápsulas del wooc

La Portada de la clase es una unidad entre imagen y texto que a su vez debe cumplir algunas leyes del diseño gráfico. Por ejemplo:

  •         La imagen empleada debe guardar relación con el contenido.
  •          Fácil de decodificar
  •          Emplear signos y símbolos de fácil comprensión
  •          Considerar la relación entre la imagen y texto.
  •          Texto breve, sintético y conciso


Se señaló en el Wooc que la Portada de la clase puede ser elaborada usando PowerPoint, para ello lo más importante es considerar que el formato de la diapositiva debe ser cuadrado, con el objetivo que pueda ser visto en la pantalla del celular sin necesidad de ser ampliado.

Meme empleado con sentido motivador (foto del autor)
Durante el desarrollo del Wooc se mostraron algunos ejemplos de Portada de la clase, mientras que varios de los participantes crearon algunos memes relacionados con el tema del Wooc.

Como siempre las cápsulas del Wooc pueden ser descargadas desde este enlace

Otros Wooc y las direcciones de descarga.



Todos los cursos se pueden reproducir con una licencia Creative Commons que se describe en las cápsulas. 



1-Dawkins, Richard “El gen egoísta. Las bases biológicas de nuestra conducta” 1993 Salvat Editores, S.A., Barcelona http://www.uruguaypiensa.org.uy/imgnoticias/944.pdf