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miércoles, 14 de mayo de 2025

De la piedra al razonamiento cuántico: La evolución acelerada de la humanidad y la inteligencia artificia


En colaboración con la Dra. Mercedes Leticia Sánchez Ambriz

En la vasta línea temporal de la humanidad, dominar la piedra tomó millones de años; crear el lenguaje escrito, miles; inventar la imprenta, varios siglos. Sin embargo, desde noviembre de 2022 hasta hoy, la evolución de la inteligencia artificial ha comprimido en apenas tres años los saltos que antes requerían siglos.

La apertura de ChatGPT al público a finales de noviembre del 2022 no solo representó un avance tecnológico. Marcó el inicio de una aceleración nunca vista en nuestra historia: de simples chatbots, pasamos a asistentes multimodales, generadores de imágenes, videos, código, y ahora, a modelos que razonan, ven, hablan y predicen en tiempo real.

Si antes cada etapa de avance humano estaba separada por largos periodos, de la piedra al bronce, del papel a la máquina de vapor, ahora cada pocos meses la inteligencia artificial supera barreras que parecían imposibles: creatividad, interpretación, afectividad simulada.

La humanidad tardó siglos en expandir sus sistemas de comunicación. La IA, en cambio, aprendió a hablar y a ver en menos de una generación. Hoy como nunca estamos ante un cambio de proporciones ilimitadas.

Una comparación para comprender la magnitud del cambio

Aquí una línea de tiempo que permite visualizar la enorme aceleración:

Tiempo

Evolución humana

Evolución de la IA (ChatGPT público - proyección 2030)

~3,3 millones a.C.

Primeras herramientas de piedra (Homo habilis).

2022: ChatGPT-3.5 se lanza al público.

~10,000 a.C.

Revolución agrícola: domesticación de plantas y animales.

2023: Lanzamiento de GPT-4: multimodalidad texto-imagen.

~3000 a.C.

Invención de la escritura (Sumerios, Mesopotamia).

2023: Integración de IA en buscadores y sistemas de trabajo.

Siglo XV

Imprenta de Gutenberg: democratización del conocimiento.

2023: Plugins y GPTs personalizados: IA adaptada a cada necesidad.

Siglo XVIII

Revolución Industrial: máquinas a vapor, mecanización.

2024: Lanzamiento de Sora (IA de generación de video).

Siglo XIX

Telégrafo, electricidad, primeras telecomunicaciones globales.

2024: Gemini Ultra: competencia de IA multimodal de Google.

Siglo XX

Computadora, Internet, globalización digital.

2025: ChatGPT-4o (Omni): IA razonando y comunicando en tiempo real.

Principios del siglo XXI

Inteligencia aumentada: biotecnología, nanotecnología, IA inicial.

2025-2026: IA personalizada: asistentes IA 24/7.

2027 (proyección)

-

IA científica: diseño de experimentos, arte, ingeniería avanzada.

2028 (proyección)

-

IA integrada en lentes inteligentes, traducción universal en tiempo real.

2029 (proyección)

-

IA emocional simulada: interacción empática contextualizada.

2030 (proyección)

-

IA colaborativa multisectorial y decisiones híbridas humano-IA.

Elaborada con la ayuda de ChatGPT

¿Hacia dónde vamos?

El patrón es claro: cada nueva ola de IA no solo perfecciona la anterior, sino que integra habilidades nuevas que antes considerábamos exclusivamente humanas.

Lo que ayer era un avance extraordinario, el procesamiento de texto, la generación de imágenes o la capacidad de traducir idiomas, por solo citar unos ejemplos, hoy es el punto de partida para innovaciones que abarcan la medicina, la educación, el arte, la ingeniería, e incluso el tejido mismo de la interacción social. Estamos pasando del momento inicial de la IA donde copiamos prompts a la urgente necesidad de crearlos personalmente.

Para 2030, podríamos convivir cotidianamente con IAs que diseñan tratamientos médicos personalizados, propongan proyectos de ley más justos o nos acompañan en la creación de obras de arte profundamente humanas.

La historia de la humanidad ha sido, hasta el momento actual, una narrativa de avances progresivos separados por largos intervalos de tiempo. Cada invención, desde la piedra tallada hasta el motor a vapor, demoró siglos enteros de transformación.

Hoy, la evolución tecnológica ya no sigue el ritmo de la evolución humana. El avance de la inteligencia artificial plantea un desafío de dimensiones inéditas: ¿seremos capaces de evolucionar ética, emocional y socialmente tan rápido como nuestras creaciones?

Más que nunca, el futuro dependerá de nuestra capacidad no solo de crear, sino de humanizar lo que creamos.

La gran tarea no será evitar el avance, sino asegurarnos de que no perdamos nuestra esencia en el proceso: la creatividad, la solidaridad, la capacidad de soñar, de cuestionar y de cuidar.

El reto ya no es solo inventar. El reto es seguir siendo profundamente humanos en medio de la velocidad vertiginosa de nuestro propio ingenio

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