En colaboración con Mercedes Leticia Sánchez Ambriz
Escucha el pódcast, que es un resumen de este trabajo
Durante
décadas, los docentes han invertido horas valiosas en la búsqueda de imágenes
que complementan sus materiales didácticos. El acceso a bancos de imágenes
gratuitos o de pago, así como la navegación interminable en la web, se
convirtió en una rutina desgastante y, muchas veces, infructuosa. Las imágenes
encontradas rara vez se ajustaban con precisión a las necesidades pedagógicas:
o eran demasiado genéricas, o estaban cargadas de derechos de autor y marcas de
agua que limitaban su uso. Hoy, ese escenario se transforma radicalmente. La
inteligencia artificial (IA) ha abierto un horizonte inédito en el que el docente deja de ser buscador para convertirse en creador.
De la búsqueda a la
creación
La práctica de buscar imágenes
externas respondía a una lógica de escasez: el educador dependía de lo que
otros habían producido. Con la irrupción de las herramientas de IA generativa, como DALL·E, Stable
Diffusion o MidJourney, esa lógica cambia hacia la abundancia personalizada. A esta primera generación de
aplicaciones se suman ahora innovaciones como Leonardo.Ai, que permite crear
composiciones hiperrealistas y estilizadas; las propuestas de Gemini, capaces de
realizar montajes contextuales y narrativos
que integran objetos, personajes y escenarios en una misma escena; o las
producciones de StudioGemini,
que generan imágenes superrealistas
de alta fidelidad, cercanas a la fotografía profesional. También se suma ChatGPT
a la que se une Nano Banana de Gemini, gratuito por el momento.
Estas plataformas expanden las
posibilidades más allá de la simple ilustración, abriendo paso a la
construcción de mundos visuales inmersivos, narrativos y culturalmente
contextualizados. De este modo, el docente ya no se limita a “conformarse con
lo que encuentra”, sino que crea recursos visuales ajustados
a su imaginario,
sus objetivos pedagógicos y las características de sus estudiantes, logrando una
correspondencia mucho más precisa entre la intención didáctica y el recurso
visual utilizado.
Este tránsito de buscar a crear trae consigo ventajas pedagógicas
decisivas. En primer lugar, permite que el docente adapte los recursos visuales a necesidades específicas,
logrando representaciones que dialogan directamente con el nivel cognitivo, el
contexto cultural y los intereses de sus estudiantes. Además, la posibilidad de
producir imágenes personalizadas
fortalece la pertinencia y la claridad en la transmisión de contenidos,
potencia la creatividad docente y ofrece mayor inclusión al reflejar diversidad
cultural, lingüística o de género que rara vez aparece en bancos de imágenes
genéricos. En consecuencia, el profesorado ya no se limita a “conformarse con
lo que encuentra”, sino que crea materiales precisos y
significativos,
favoreciendo aprendizajes más cercanos, relevantes y motivadores para la
comunidad educativa.
Implicaciones pedagógicas
La transición de buscar a crear no se limita a optimizar
tiempos, sino que redefine el
rol pedagógico del docente en la era digital. Al contar con la posibilidad de
generar imágenes bajo demanda, el profesorado no solo incorpora recursos
visuales en sus clases, sino que también construye narrativas más coherentes, inmersivas y cercanas
a la realidad de sus estudiantes.
Esto abre un campo inédito para
el diseño de experiencias de aprendizaje en el que las imágenes dejan de ser un
complemento accesorio y pasan a convertirse en vehículos centrales de significación, capaces de motivar,
contextualizar y estimular la imaginación. Asimismo, la capacidad de crear
imágenes propias favorece la autoría docente y refuerza la idea del profesor como productor de conocimiento, no
únicamente como mediador.
En este sentido, la creación
visual con IA se erige como una estrategia que amplía el banco de imágenes del
docente y genera escenarios educativos más pertinentes, innovadores y
culturalmente sensibles. Estimula la creatividad del alumno e incrementa la
motivación por la asignatura.
Para comprender mejor el cambio que implica pasar
de buscar imágenes externas a crear imágenes con inteligencia artificial,
se presenta la siguiente tabla comparativa. En ella se sintetizan las
principales diferencias en términos de disponibilidad, tiempo, pertinencia
pedagógica, creatividad docente, inclusión y control de autoría.
Este contraste permite visualizar cómo la creación
de imágenes con IA no solo agiliza procesos, sino que también amplía la
capacidad del profesorado para diseñar recursos visuales pertinentes,
innovadores y ajustados a las necesidades reales de sus estudiantes.
Desafíos
y consideraciones éticas
No obstante, esta transición exige una
mirada crítica. La creación de imágenes con IA plantea debates sobre propiedad intelectual,
sesgos algorítmicos y responsabilidad
en el uso pedagógico.
La facilidad de generar imágenes no debe invisibilizar la necesidad de enseñar
a los estudiantes el origen de esos recursos, el respeto a la veracidad de las
representaciones y la importancia de desarrollar pensamiento crítico frente a
los productos algorítmicos.
Dejar de buscar, empezar a crear
Estamos ante un cambio de tendencia profunda: del
docente que invertía horas buscando “algo parecido” en bancos de imágenes al
docente que diseña con precisión lo que
realmente necesita. Esta capacidad de creación, mediada por la
inteligencia artificial, no solo ahorra tiempo, sino que redefine la autonomía y la agencia del
profesorado en la era digital. Los maestros dejan de ser consumidores
pasivos de material visual estandarizado y se convierten en productores de recursos originales,
con un control creativo sin precedentes.
El impacto de este cambio es multidimensional.
En el plano pedagógico, permite generar
imágenes que dialogan directamente con los contenidos curriculares, adaptadas
al nivel cognitivo y a la diversidad de los estudiantes. En el plano metodológico,
abre la puerta a enfoques más activos e innovadores, donde las imágenes no son
un accesorio, sino parte integral del proceso de aprendizaje. En el plano profesional,
otorga al docente un rol más cercano al de un diseñador o creador de
conocimiento, fortaleciendo su identidad como agente de innovación educativa.
Finalmente, en el plano cultural, posibilita representar contextos,
identidades y realidades locales que tradicionalmente han estado ausentes en
los repertorios visuales globalizados.
Dejar de buscar para empezar a crear significa, en
suma, que el docente se sitúa en el centro de la producción educativa,
capaz de imaginar, materializar y compartir recursos visuales únicos que
enriquecen el acto de enseñar y aprender.
Conclusión
La IA generativa inaugura una nueva era en la
educación visual: la era de la creación a la medida. El profesor deja de
invertir tiempo en búsquedas interminables y lo redirige hacia la innovación
pedagógica. Este cambio no es solo una ventaja técnica, sino una oportunidad
cultural y profesional para repensar el rol docente en el ecosistema educativo
contemporáneo. El desafío será, entonces, acompañar esta transición con
formación crítica, ética y creativa, de modo que crear imágenes con IA se convierta en un medio para enseñar mejor y no en
un fin en sí mismo.
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