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lunes, 21 de noviembre de 2011

Pisoteando la ortografía.


La proliferación de redes sociales, la accesibilidad a Internet y la inserción de dispositivos móviles facilitan a millones de personas escribir en todos los espacios posibles. 

Hoy escribimos y leemos más que hace diez años atrás. Las encuestas que aplico a mis estudiantes, demuestran que pasan en la Red entre tres o cuatro horas diarias, tiempo muy superior al que dedicaban las personas a leer hace una década atrás. 

Leemos más, pero eso no significa que la lectura sea coherente y sostenida. Hoy leemos partes del título de un trabajo, miramos un blog, pero no lo leemos en su totalidad, leemos mensajes con textos donde faltan letras, pero igual los entendemos. 

A la par de la lectura, prima la escritura al vuelo, carente de unidad, donde un párrafo no sigue al otro. La suma de párrafos y oraciones de una página escrita por nuestros alumnos universitarios desafían todas las normas y estilos gramaticales. Los profesores debemos suponer lo que se quiso decir y no se escribió.
La relación lectura escritura lejos de mejorar con el empleo de las redes sociales cada vez empeora más. Facebook es el jardín de las incoherencias y almacén de las faltas de ortografía. 

Recientemente cuando se evaluaron los blogs de mis alumnos, agrupé a todos estos en una sola pantalla, que se puede apreciar desde este enlace. En ella, las cinco primeras líneas corresponden a las direcciones de los blogs y seleccioné al azar uno de cada línea. El blog con menos faltas de ortografía en un solo comentario, rondaba los tres errores, mientras que en uno de ellos detecté siete barbarismos ortográficos en una sola entrada, por cierto bien corta. No es necesario comentar que en todas las entradas las faltas son numerosas. 

Entramos al reino de las faltas de ortografía, no sin antes aprobar en los colegios las asignaturas que debían al menos evitarnos esas faltas. 


Contradictoriamente muchos de los grafitis que abundan en paredes y escritos a mano, no contienen disparates ortográficos y tienen por lo general, menos faltas de ortografía que los murales de Facebook.

Sin embargo los carteles confeccionados con un procesador de texto son un claro ejemplo de la mala ortografía. Dónde está la contradicción, en las personas, en escribir a mano, no lo sé.


La persona que escribió el cartel
no estaba seguro del error y trató
de al menos escribirlo una vez bien
 ¿Las soluciones?

Los errores ortográficos no son exclusivos de nuestro tiempo, ni influenciados por las redes sociales. Existieron desde antes y existen hoy, solo que en la actualidad escribimos y leemos más.
Solucionar este viejo problema no es tarea para ser resuelta en un blog. Trasmitiré mi experiencia de varios años de enfrentarme al pisoteo permanente de la ortografía. 

Con mis estudiantes universitarios establezco permanente críticas a todos sus trabajos, señalo los errores ortográficos y resto puntos en la calificación de cualquier tarea evaluativa. Empleo la pizarra digital interactiva para revisar sus tesis de grado, en especial con el objetivo de señalar los errores ortográficos y lo que es peor la redacción. 

Gran diferencia entre mi título y
cuando me titulo.
Aunque parezca absurdo no todos los estudiantes comprenden, cuando en el procesador de texto, por ejemplo Word se subrayan las faltas de ortografía con color rojo. 

Más de la mitad afirman desconocer cómo activar esta opción y muy pocos corrigen dichas faltas. Lo mismo pasa cuando se señalan los errores de redacción o concordancia en el procesador de texto. Sí revisaran dichos señalamientos la ortografía mejoraría enormemente. 

Trabajo con mis estudiantes el empleo del navegador Mozilla Firefox, en especial desde su memoria o lápiz USB. La versión que emplean, tiene instalado el diccionario que actúa a su vez como corrector ortográfico y que permite al igual que Word señalar los errores ortográficos. La experiencia me demuestra, que ni aun con el empleo del navegador, eliminan las faltas.  

Con estas recomendaciones y reglas los errores persisten. La única de todas las estrategias que da resultado, es la de restar puntos o rechazar los trabajos con faltas de ortografía. En este caso es la función sancionadora de la evaluación la que da resultados. 

Los sistemas educacionales de algunos países de la región establecen penalidades a las faltas de ortografía, llegando a reprobar los exámenes y otras tareas evaluativas si tienen muchas faltas ortográficas.

La solución está en todos, desde el director del colegio, el profesor, el que hace un cartel para un acto, hasta las altas figuras del gobierno. Todos tenemos la responsabilidad de luchar contra este problema e impedir que se siga pisoteando la ortografía.

2 comentarios:

  1. Quisiera saber el nombre del autor del articulo

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  2. jphphdz@hotmail.com quien es el autor de este articulo ?

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