En noviembre del pasado año, el Dr Lorenzo
García Aretio publicó un video donde explica de manera sintética y precisa la
importancia de las revistas científicas en la divulgación de la educación a
distancia y pone énfasis en el desarrollo de RIED (Revista Iberoamericana de Educación a Distancia). Lo expresado por el Dr Lorenzo me
ayudó a mejorar algunas ideas que hace tiempo me vienen dando vueltas sobre la
modernización o adaptación de este tipo de revistas a los escenarios digitales.
La mesa del silencio.Escultura que se encuentra en el jardín del Convento de San Francisco de Asís. La Habana |
La ciencia va de la mano de la divulgación, le
exigimos a nuestros estudiantes que plasmen sus trabajos finales de grado en un
documento casi siempre en formato impreso, lo mismo hacemos para las maestrías
y doctorados y por supuesto para las investigaciones. Sin embargo vivimos en la
época digital, donde gran parte de la información se obtiene en la Red y muy
poca en un documento impreso.
En la décima edición del Directorio de
Revistas publicado por Ebsco, se provee acceso a 175.000 títulos
provenientes de 250 países y con información sobre 86.000 editores científicos
y comerciales. LATINDEX atesora en su catálogo electrónico más de 21
mil revistas de 32 países iberoamericanos. Encontrar cifras exactas en este
campo es casi imposible, pues asistimos desde hace varios años a un frenesí de
revistas, artículos y documentos que incrementan la explosión informativa y la consiguiente “infotoxicación”
como afirman diferentes expertos.
En un trabajo de Mercedes Patalano, denominado
“Las publicaciones del campo científico:las revistas académicas de América Latina” señala: “…la investigación que
no pueda ser objeto de un artículo de revista científica- reconocida por su
prestigio entre la comunidad de pares- no pierde su valor dentro del campo
científico en cuestión, simplemente no existe” Estemos de acuerdo o no con
dicho planteamiento pero es la realidad que cada día vivimos.
A las universidades se les exige publicaciones
en revistas de prestigio, a los profesores nos piden publicar, con lo que estoy
de acuerdo, pero las publicaciones las seguimos pensando más para el formato en
papel que para su distribución mediante la Web. ¿Por qué?
La revista digital, electrónica, en línea o
mejor dicho casi siempre en formato PDF.
Maricela López en una investigación sobre las
características de las revistas electrónicas señala que la primera publicación
con carácter arbitrado y en línea se distribuyó en 1987. Conocida como New Horizons in Adult Education que aún se puede encontrar en la Red.
Por otra parte Ernest Abadal enumera varias posibilidades
de las revistas científicas digitales, entre ellas el ahorro de los costos de
impresión y distribución, la capacidad de incluir hipervínculos a diferentes
formatos, llegar a un mayor público y en menos tiempo, así como la
accesibilidad desde cualquier lugar.
La digitalización también facilita la búsqueda
en las numerosas bases de datos y en especial el filtrado por palabras claves entre
otras referencias conocidas.
Ernest Abalad en el mismo trabajo y después de
estudiar los indicadores propuestos por varios autores para la evaluación de
este tipo de publicación los concentra en cuatro grupos: autoría, contenido,
accesibilidad y ergonomía. Los dos primeros son heredados de las revistas
impresas y deben mantenerse pues aseguran el rigor de las publicaciones.
Pero los otros dos en mi opinión, son los
puntos débiles de las revistas científicas digitales. La mayoría de las
publicaciones científicas que se trasladan a la pantalla de la computadora,
tienen los patrones del texto impreso. Aun cuando se denominan “digitales” esta
característica viene dada casi totalmente por la forma de distribución y muy
poco por la reorganización de su contenido. Los artículos comienzan en el
procesador de texto, se revisan y terminan de editar en el mismo procesador,
los escribimos investigadores y académicos que en general no somos expertos en
esta tecnología y menos en otros formatos diferentes a los que heredamos de la
imprenta. Esta puede ser una de las razones por las que las revistas
científicas digitales aún están en la época del papel, mantienen su estructura
y formato.
Digitalizar la revista no es su distribución en
archivos PDF, que para colmo se muestran muchas veces en dos o tres columnas
que obligan a desplazar el texto arriba y abajo en la misma página. Por otra
parte la justificación que el PDF es el mejor formato para la impresión carece
de sentido, pues muy pocas veces se imprime.
En qué pueden mejorar las revistas científicas
digitales.
El primer elemento es tomar en cuenta la
ergonomía en la lectura, lo que implica la elaboración para la pantalla de la
computadora, tomando en cuenta los movimientos con el mouse, la modificación del
tipo de letra, las facilidades de búsqueda, la incorporación de un índice
interactivo, a los hipervínculos y cualquier otro elemento que favorezca su
lectura en la pantalla. En otras palabras olvidarnos que es un texto para imprimir.
A lo anterior hay que agregar que también se leen en el celular, en la netbook
y en la tableta, con otras resoluciones de pantalla, condiciones de iluminación
y elementos distractores variados.
Un punto que está casi ausente en este tipo de
revista es la descripción de las investigaciones mediante videos, fotografías y
otros recursos multimedia. Vencimos la reticencia de muchos científicos a considerar tan válida la revista digital como la impresa, pero aún falta comprender el valor de los recursos
multimedia. Es bien conocido que la documentación de todo trabajo científico
también requiere de otros recursos, como los anteriormente señalados. Es muy
probable que el investigador quiera incluir en su artículo el enlace a un video
donde explica o muestra el trabajo de campo, las opiniones de los participantes
en vez de escribir páginas donde se describe lo anterior. También y es un buen
recurso, una recopilación de fotos que de seguro puede ser más convincente que
toda la extensa descripción. Sin embargo muy pocas revistas científicas lo
toman en cuenta.
Al revisar las normas de publicación lo más
que encontramos en relación a lo anterior es el formato de las imágenes y
tablas, muchas veces sugeridas en escala de grises, pues se piensa en la
publicación impresa y no en la digital. Este es uno de los puntos donde las
revistas científicas digitales, pueden acercarse más al receptor.
Otro elemento casi ausente, es la existencia
de códigos Qr o marcadores de realidad aumentada los que incrementarían el
carácter multimedia de estas revistas. Existen revistas que incluyen estos
recursos, pero casi todas están en el campo de la publicidad, pero muy pocas en nuestro campo.
Evidentemente autores, científicos, editores y
directores de revistas científicas debemos convencernos que el tránsito del
papel a la verdadera digitalización no es para mañana, ya comenzó.
Lluís Rius, Ernest Abadal “Revistas
científicas digitales: características e indicadores” Revista de Universidad y
Sociedad del Conocimiento Vol. 3 - N.º 1 / Abril de 2006 http://www.uoc.edu/rusc/3/1/dt/esp/abadal_rius.pdf
López Ornelas, Maricela. Un intento por
definir las características generales de las revistas académicas electrónicas. Razón
y Palabra, Febrero-Marzo 2005, Número 43 Instituto de Investigación y
Desarrollo Educativo. Universidad Autónoma de Baja California. http://revistas.um.es/analesdoc/article/view/1451/1501
Patalano, Mercedes. Las publicaciones del campo científico: las revistas académicas de América Latina. En Anales de documentación, Nº 8, 2005, PÁGS. 217-235 http://revistas.um.es/analesdoc/article/view/1451/1501
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