En un comentario anterior señalé que el celular puede ser
empleado en la clase como un medio de enseñanza. En esta condición de
componente del proceso pedagógico, debe cumplir un grupo de funciones propias de los
medios y se inserta en una estructura compleja.
Su inclusión, no importa sí es en formas de organización a
distancia o presenciales está supeditada a tres grandes grupos de elementos: la
relación entre todos los componentes del proceso pedagógico, las posibilidades
de empleo por parte de los estudiantes y las condiciones para su uso.
El primero de ellos es determinante en la selección del
celular para la clase. Los medios y por ende el celular dependen ante todo de
la relación con objetivos, contenidos y métodos, sin dejar de lado la
evaluación. Por ende debe valorarse dentro del sistema de medios de la clase,
es decir no actúa solo, sino en relación con todos los medios. Esto implica que
no debe insertarse solo por el hecho de su novedad o para añadirnos al grupo de
los innovadores.
El segundo grupo es el de las posibilidades de su empleo,
que no significa solamente poseer el medio, sino cómo puede usarlo. No es difícil
afirmar que la mayoría de los estudiantes disponen de este medio. En mi caso,
por ejemplo, seis de cada diez personas en Bolivia tienen celular, mientras que
la totalidad de mis alumnos universitarios tienen uno.
En ese sentido, se podría concluir que la existencia del
medio, garantiza por completo su uso. Pero este es el error más frecuente, si
de medios tecnológicos se trata. Debemos tomar en cuenta las posibilidades de
ser empleado por parte del estudiante, es decir el acceso a la Web, el tipo y la velocidad de conexión,
el tamaño de la pantalla, las posibilidades
multimedia, el tipo de teclado, la duración de la batería, entre otros
elementos técnicos.
En el plano personal se requiere identificar las habilidades
de los estudiantes para trabajar con dicho medio, tanto en el sentido de la
lectura, la escritura y el manejo en general del celular. Este es de los
recursos más usados por los estudiantes, pero contradictoriamente alejado de
cualquier actividad de aprendizaje.
En el tercer grupo referido a las condiciones para su uso,
es necesario considerar la capacidad del estudiante para concentrar la atención,
en especial por el tamaño de la pantalla, los reflejos de la luz y los ruidos
ambientales que dificultan dicha concentración.
Una vez valorado los elementos anteriores y llegado a la
conclusión del uso del celular en la clase, viene la fase más compleja:
integrarlo dentro de los contenidos y métodos. Tomando en cuenta las características
anteriores es un medio que puede emplearse para cumplir funciones didácticas,
como la de introducción a un nuevo tema, consolidar algunos tipos de
contenidos, planificar actividades, documentar tareas como excursiones, visitas
a museos y lugares de interés general, entre otras funciones. Un empleo es
trabajar con códigos QR donde los estudiantes pueden desde el material impreso
ampliar la información.
Es importante tomar en cuenta que un medio no debe sustituir
a otro. Es decir sí la actividad que se está organizando puede ser realizada
con otro medio, no seleccionar uno por ser el más moderno o atractivo, sino porque
es el más útil.
No neguemos el empleo del celular en nuestras clases, tampoco
sobrevaloremos su utilidad, busquemos el punto de equilibrio de este medio que
llegó al aula para quedarse.
Estoy totalmente de acuerdo con sus expresiones, profesor. El celular puede ser un medio eficaz en la medida que lo utilicemos conforme a los criterios pedagógicos y pertinencia del grupo de estudiantes, alumnos, materia, etc. Dejemos la postura radical de rechazarlo per se
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