Hoy se celebra en toda Bolivia el día del maestro, del profesor, del catedrático entre otros tantos sinónimos que le otorgamos, pero que resumiré en uno solo: educador.
La fecha tiene su origen en dos hechos importantes; la fundación de la primera Escuela Normal de Profesores y Preceptores del país, creada en 1909, en la ciudad de Sucre y la segunda tiene que ver con Modesto Omiste Tinajeros, destacado promotor de la educación en el país. Algunos le llaman el “Padre de la educaciónboliviana”.
Los educadores somos sanadores mentales, esculpidores morales, arquitectos del conocimiento y enriquecedores del alma. La sociedad nos da la tarea de formar a sus hijos, de convertirnos en guía y ejemplo cotidiano. Nuestra profesión es reclamada en todas las sociedades y eje central de todo proceso de cambio. No contar o limitar el papel del maestro para realizar cambios en la sociedad, es negar su enorme influencia en las nuevas generaciones.
José Martí escribió en 1884 una de sus frases más memorables: “Ser culto es el único modo de ser libre”.
Culto no solo significa ser instruido, sino formado con valores que se adquieren desde la casa hasta la escuela y perduran por el tiempo. Libre es la única forma de seguir adelante, de construir una sociedad justa y equilibrada.
El propio Martí escribió en su obra Maestros ambulantes: “Los hombres han de vivir en el goce pacífico, natural e inevitable de la Libertad, como viven en el goce del aire y de la luz”
Se impone urgentemente dignificar la labor del educador. Pero honrar su labor no parte de sus estudiantes, tampoco de los padres, ni de los directores de los colegios, es una obra que se inicia por el reconocimiento del Estado, por el respeto y justa valoración de su labor. Solo de ese modo se extenderá a todo el país.
Simón Rodríguez expresó: “El título de maestro no debe darse sino al que sabe enseñar, esto es al que enseña a aprender; no al que manda aprender o indica lo que se ha de aprender, ni al que aconseja que se aprenda".
El educador debe ser un intelectual, que emplea su intelecto para contribuir a la formación de otros. Debe ser tratado con el mismo respeto que otras profesiones, no debe ser subvalorado, ni recibir menos que otros, al contrario. Trabajamos en el desarrollo permanente de la población, contribuimos como pocas profesiones a la formación de valores, al mejoramiento de la cultura y facilitamos el camino al desarrollo del país. Sin el educador no existirían las demás profesiones.
En mi opinión nuestra profesión es muy compleja y completa. Compleja pues encontramos en el aula una variedad de personalidades muy amplia, cada estudiante es único y diferente. Estamos obligados a contribuir al desarrollo de cada una de esas personalidades, por lo que nuestro trabajo es bien complejo.
Es completa pues no solo necesitamos dominar la ciencia que enseñamos, debemos ser lectores del pensamiento de nuestros estudiantes y artistas de la comunicación. Trabajamos con cientos y miles de personas en las que dejamos huellas de organización, ríos de motivación, cientos de emociones, kilogramos de sabiduría y millones de deseos de ser mejores.
José de la Luz y Caballero expresó: “Enseñar puede cualquiera, educar solo quien sea un evangelio vivo." Evangelio significa cumplir con la promesa de todo educador; preparar a sus alumnos para la vida.
Es tanto lo que se puede escribir sobre los educadores, que me gustaría terminar con una breve frase: nuestra profesión es una obra de infinito amor.
Recién pude leer y me conmueve sus palabras Dr. Bravo. Gracias por enaltecer 'nuestro oficio". Usted es "El Maestro". Mis respetos. Teresa Baldiviezo.
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