Estimados estudiantes y familiares.
Profesores y autoridades de la Facultad.
Cuando me pidieron hablar en nombre de los
profesores, entendí que estaban
depositando una enorme confianza en nuestro trabajo como docentes. Al escribir
estas palabras, recordé mi graduación de licenciado en educación, me vino a la
mente la primera vez que me ubiqué frente a un grupo de estudiantes y recordé
muchos otros momentos, que convertirían estas palabras en una larga e
insoportable novela.
Ustedes que hoy terminan un ciclo de su vida,
solo han caminado un pequeño tramo, en realidad es tan corto ese paso que no
salen del asombro de estar aquí, a punto de ser los nuevos licenciados en
educación.
Tania Lucy Pucho en su mensaje de agradecimiento a los profesores |
La educación no es solo el conjunto de las
nueve letras que componen esta palabra, es una de las palabras más escuchadas, tanto
desde el halago hasta la más enardecida critica. Es exigida lo mismo al
presidente de un país, que al policía, al obrero, al padre y a la madre. Es gritada
a los cuatro vientos, dibujada en las paredes de la Ciudad, moldeada en la mente
de miles de personas y escuchada en el reclamo de millones de padres de
familia.
Pero la educación no es solo una palabra, es
una conquista de la humanidad, como lo fue el fuego y la rueda en su momento. Ella
se pule en el crisol de la sociedad, que no es solo la escuela, que no es solo
el maestro, ese crisol somos todos. Todos hacemos educación, todos contribuimos
a la educación de los demás y es que la educación es de todos para todos.
Hacemos educación cuando encontramos la
solución a un problema, cuando ayudamos al otro, cuando no nos quedamos
callados ante la duda, cuándo nos reprochamos no haber cumplido nuestra meta y
también cuando amamos. Hacemos educación cuando no ofendemos al otro, cuando
ayudamos al anciano a cruzar la calle o cedemos el puesto en el micro a la
persona más débil. Hacemos educación cuando resolvemos nuestros problemas sin
culpar a otra persona o país, cuando somos capaces de empinarnos más allá de
nuestras limitaciones. En fin hacemos educación a diario.
La educación no la encontramos en el pozo de gas,
en el yacimiento de hierro, o de litio, tampoco en los bosques y ríos que nos
legaron nuestros antepasados. No está en leyes desabridas aprobadas
mañosamente, tampoco en los currículos escolares, ni en las paredes de las
escuelas y universidades.
La educación está en ustedes los que hoy
terminan este ciclo, está en nosotros, en sus padres y hermanos, en su familia,
en toda la sociedad.
Ustedes como licenciados en educación trabajarán en el desarrollo
permanente de la población, contribuirían como ninguna otra profesión a la
formación de valores, al mejoramiento de la cultura, organizarán el pensamiento
de los futuros profesionales y facilitarán como ningún otro profesional el camino al
desarrollo del país.
Trabajaremos con cientos y miles de personas en las que dejaremos
huellas de organización, ríos de motivación, mares de emociones, kilogramos de
sabiduría y millones de deseos para ser mejores.
Tal vez durante sus estudios universitarios no se detuvieron a pensar lo
que les depara su profesión, lo que la sociedad exige de ustedes. Sin educación
no hay desarrollo, no hay cambios sociales, no hay economía, no hay política,
no hay cultura. Son ustedes los que están mejor preparados para participar en
los cambios de una sociedad tan compleja y diversa como la que vivimos.
Parte de los familiares e invitados |
Los educadores somos sanadores mentales, esculpidores
morales, arquitectos del conocimiento y enriquecedores del alma. La sociedad
nos da la tarea de formar a sus hijos, de convertirnos en guía y ejemplo
cotidiano. Nuestra profesión es reclamada en todas las sociedades y eje central
de todo proceso de cambio. No contar o limitar el papel del maestro para
realizar cambios en la sociedad, es negar su enorme influencia en las nuevas
generaciones, es ser vanidoso y peor aún desconocedor de la realidad.
Sus padres y familiares que aquí se
encuentran se sentirán doblemente orgullosos de contar con un licenciado en
educación que tiene ante sí el gran peso de contribuir al hombre nuevo, de
retribuir a la sociedad las esperanzas de un mundo mejor, de un país unido y
que camina hacia un futuro seguro.
Les deseo a todos un feliz inicio de su vida
profesional y les pido que siempre recuerden que somos nosotros los educadores
los que tenemos la enorme tarea de transformar la sociedad y asegurar un mundo
mejor para todos.
Santa Cruz, 5 de agosto del 2011
Lindas palabras Carlos, gracias por representarnos con estos pensamientos.
ResponderEliminarDr. Bravo, gracias por esas palabras de aliento y recordarnos sobre nuestro rol transformador en la sociedad!!! Alex Bernabé
ResponderEliminarTu blog no debes limitarlo a esos 366 días (gracias por incluir el año bisiesto)mejor ponle infinito que por cierto no se como se pone en esta maquina. Felicidades por ese discurso, nos hace falta escuchar eso con mayor cotinadiedad (que trabajo me costó la última palabrita)
ResponderEliminarOsvaldo
En poco tiempo los alumnos saldrán de clases. Si deseas darles algún bonito mensaje; puedes usar las frases para graduación que les dejarán una gran enseñanza para la vida.
ResponderEliminarMuchas gracias Dr.Carlos Bravo excelente discurso, recordarnos que es la educación y cual es nuestra responsabilidad y nuestro rol como educadores, que no solo se limita a impartir educación en la materia, si no también el de formar personas mas humanas con amor hacia el prójimo, dejando de la lado el egoísmo, formando personas mas cultas, formando una sociedad mas igualitaria en derechos, con valores y moral, con respeto al mundo en el que vivimos, cambiando las mentes y taras de nuestros antepasados, siendo guías y ejemplo como proceso de cambio para ir construyendo una nueva sociedad en un mundo mejor, mas unido y asegurando un mejor futuro para la sociedad en la que vivimos.
ResponderEliminar