En el comentario anterior consideré que el libro impreso tiene cada vez menos futuro en las instituciones educacionales y no es un secreto comprender que cada día dedicamos más tiempo a la Red, que leer en documentos impresos. Este proceso es irreversible, leemos y leeremos más en la pantalla que en lo impreso.
No se trata de
eliminar el libro impreso, sino de cambiar el formato y con ello enriquecer la
sensación de la lectura. Desde que navegamos en la Web comprendimos que los
conceptos de tiempo y espacio no son básicos para buscar y encontrar, para leer
y comentar. Por ello dejarán de ser importantes en la lectura el tamaño del libro,
su encuadernación, la cantidad de
páginas y hasta la sensación de hojearlo.
El empleo de
teléfonos inteligentes, tabletas y netbook está dejando atrás dicha sensación. La
única defensa que queda para no comprender la importancia del texto digital es
aferrarse a las sensaciones táctiles que lo impreso aporta, pero es un
argumento que cada día pierde su razón.
Estamos llegando
al momento en que la tableta o el celular pueda devolvernos esas sensaciones
táctiles, que tanto apreciamos en el libro. Basta con mirar la charla TED de FabianHemmert donde muestra un celular con dichas peculiaridades.
Vivimos el tránsito de lo impreso a lo digital. Como casi siempre este
fenómeno se da con enormes contradicciones en la actividad educacional. Encontramos los defensores a ultranza de lo impreso, aunque siempre empleen
fotocopias de otros autores y su producción sea limitada o casi nula. En otro
lado están aquellos que acuden a la Red, descargan archivos generalmente en
PDF, los imprimen y entregan a sus estudiantes, sin siquiera agregar un poco de
valor, como crear un índice o una mínima guía para el estudio. En otro lugar encontramos
los profesores que indican a sus alumnos diferentes direcciones Web, pero no
agregan más valor a las mismas. No puedo dejar de mencionar al grupo de
profesores que escriben para la Web y estimulan a sus estudiantes a emplear los
medios digitales.
Cada semestre en
unas de mis asignaturas universitarias, indago con los estudiantes la cantidad
de libros que compran y de esos cuáles emplean. La respuesta es siempre la
misma, compran los que exigen los docentes ( todos son fotocopias) y emplean
muy pocos. No se trata tampoco de culpar al estudiante universitario por no
leer todo lo que deben comprar, es que mucho de lo que se exige tiene tan poca
organización, que se convierten en un grupo de páginas, que poco estimulan la
lectura.
La Universidad Hispanoamericana de Costa Rica anunció recientemente que decía adiós a los libros
impresos para pasar a emplear iPad en sus clases de la carrera de medicina.
El
conocido escritor Paulo Coelho durante la presentación de su último libro,
expresó: "Para mí, escribir significa el contacto humano. Nunca he
comprendido eso del escritor aislado en su torre de marfil. Internet es una
revolución y las redes sociales, Twiter, Facebook, mi blog o los post, han
cambiado todo. Ha creado otro Renacimiento"
Los ejemplos que
derrumban por completo el mito del libro impreso y la sensación de su lectura
están en todas partes. Escondernos a su sombra solo puede mantener una agonía
que es insostenible.
El pasado año y
confieso que dejándome arrastrar por la nostalgia del lector en papel compartí
lo que en ese momento llamé “libro impreso multimedia”, que es un híbrido entre lo
impreso y lo digital, pero solo con el objetivo de mejorar nuestra percepción
del libro digital. En aquella ocasión empleé códigos Qr para facilitar el
acceso a videos y fotografías que como es lógico no aparecen en el documento
impreso.
El libro impreso
es finito, actualizarlo es bien complejo y su costo se incrementa
permanentemente. El libro digital es todo lo contrario y en especial puede ser
infinito.
En este concepto estoy
incluyendo la organización de un texto que se actualice y crezca
permanentemente. Es especial este tipo de texto logra la mejor y mayor
participación del estudiante, elevando su motivación e interés por la
asignatura. Pone al estudiante en el centro del aprendizaje y lo convierte en
sujeto de su propio aprendizaje, tarea pendiente en los sistemas escolares.
Estamos en el
camino al libro digital, pero no con la concepción de traspasar las propiedades
de lo impreso a lo digital, sino con otras bien diferentes funciones, de las
que comentaré en el siguiente trabajo.
Dr.Carlos,muy de acuerdo con su análisis.Los tiempos y las realidades cambian ,ayer libros escritos en cueros , luego en papiros ,más reciente en papel y el uso de la imprenta.Cada etapa desplazó la forma de escribir las ideas , sentimientos ,etc. Vivimos la era digital y quiera o no admitirse esta nueva realidad ,con todas las ventajas que ella contiene ,desplazará al libro impreso . Lasposibilidades del librodigital son infintas ,eso no podemos desconocer como educadores más bien tenemos que reconocerlo y saber aprovechar parafacilitar el proceso de enseñanza aprendizaje . Luego , el libro digital quedará obsoleto,me pongo a pensar en micro chips conteniendo información y que se podrán insertar en el cerebro , nueva realidad que de seguro demandará de los profesores de un futuro no muy lejano de un nuevo perfil con multihabilidades insospechas por el momento.Un saludo,Rafael
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