En mi anterior artículo comenté sobre Liveminutes que permite la integración con Evernote, al facilitar la creación y edición de notas compartidas. Sin embargo después de probar el sitio, no encontré lo necesario como para emplearlo de manera sistemática.
En ese caso fue
una red más, que se suma a las muchas a las que pertenezco y cae dentro de
aquellas, casi olvidadas o totalmente abandonadas.
Ese mismo día y
tras la llegada de más de diez correos enviados desde http://www.viadeo.com/ accedí a revisar de
qué se trata. Esta nueva red es una mezcla de Linkedin con Google +, simulando
los círculos de este último.
Revisé otras
direcciones antiguas y descubrí mi presencia en más de diez redes sociales que no
recuerdo y en las que nunca o casi nunca accedí. Por supuesto que en mi
condición de profesor de tecnología educativa se me hace casi obligado revisar
las posibilidades de todas las redes a las que pueda acceder.
En la práctica participamos en unas pocas redes, lo que pude comprobar en el pasado año cuando realizamos el curso abierto “30 días, 30 redes sociales” en la Red CUED de la Cátedra UNESCO. En aquel momento pensé que pasaríamos del análisis de 30 redes sociales. Sin embargo la realidad fue otra, ya que solo logramos el estudio de 23 redes.
Lo anterior es un indicativo que no todo lo nuevo resulta útil, que la creación de nuevas redes o aplicaciones tampoco contribuyen a un necesario mejoramiento del trabajo individual o colectivo, y mucho menos a su empleo en la formación.
Muchas redes nacen y mueren con rapidez y otras perduran en el tiempo. El sitio Theconversationprism realizó una infografía donde divide a las redes en 30 grupos diferentes y en cada una de ellas agrupa a no menos de cinco diferentes redes.
En Wikipedia se puede consultar una extensa lista de redes sociales acompañadas de otros datos de interés.
La proliferación de redes, la permanente creación de aplicaciones es sinónimo de la creatividad humana, es ejemplo del desarrollo científico, pero no significa necesariamente utilidad. A veces me tropiezo con algunos profesores que esgrimen la excusa de la variedad para no participar en las redes o no acercarse a algunas aplicaciones.
No debemos temer a la cantidad, pero no logramos desarrollar la habilidad para descubrir a cuáles necesitamos pertenecer y cuáles aplicaciones emplear. Nos queda aún un camino por recorrer para lograr la habilidad o competencia discriminativa. Estoy convencido que la lograremos, pero en el camino quedaran muchas redes y muchos sitios que nunca conoceremos.
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