Recientemente asistí a un congreso sobre Tics, donde uno de los disertante inició su charla con una presentación
que parecía muy atractiva, pero a medida que cambiaba las dispositivas el diseño fue empeorando y con ello el contraste del fondo
con el texto, llegando al extremo que en algunas de ellas apenas se podía leer. Inmediatamente el expositor
se excusó con la consabida frase: “disculpen parece que el texto no se lee” y
siguió su charla, convencido que el error no era suyo, sino del equipo de
proyección.
Las presentaciones dinámicas, realizadas con Power Point, Open Office y últimamente con Prezzi son permanentes
en cualquier reunión, congreso, evento y en cualquier lugar donde se pueda proyectar. Generalmente se utilizan para comunicar una idea, vender un producto, exponer un
contenido de clases y hasta para resumir un libro de cien páginas o una
voluminosa tesis.
Pero existe una gran distancia entre comunicar
y lograr comunicar cuando se emplea este tipo de medio. En esto intervienen
tres elementos claves; el público al que se dirige, el contenido que se trata
de comunicar y las características del orador.
Los tres elementos anteriores forman parte de una
secuencia de acciones más complejas, que desde el punto de vista didáctico se ha tratado en
este blog bajo la denominación de la ruta crítica en el empleo de las Tics.
En la actividad educacional las presentaciones
con cualquiera de los recursos anteriores deben entenderse como un soporte del
método, en otras palabras son medios o recursos del proceso pedagógico, o
proceso de enseñanza aprendizaje. Las presentaciones siguen el mismo camino
didáctico que una imagen, un texto, un video o la pizarra, por solo mencionar
estos medios. Ellas se seleccionan en base al objetivo a lograr y no por un gusto
personal, ser el medio de moda, o el que sabemos emplear. En cualquiera de
estas situaciones, estaremos vulnerando la organización didáctica de la clase o
de la exposición.
Pecha Kucha y la actividad educacional
En el 2003 dos jóvenes diseñadores Astrid
Klein y Mark Dytham integrantes de una empresa con sede en Tokio, crearon un
modelo de presentación muy sencillo. 20 diapositivas, cada una en 20 segundos,
con lo que lograban que los expositores se sintieran obligados a mejorar el
diseño de sus trabajos informativos.
El tiempo total de exposición es de 6 minutos
y 40 segundos, que para exponer una idea parece un buen tiempo, contando que su
organización sea lo más precisa posible
La utilidad de esta sencilla fórmula se ha extendido a todos los continentes y
muestra de ello es que en numerosas ciudades se realiza lo que se denomina “La
noche Pecha Kucha” que es reunir en un lugar a personas que desean comunicar un
proyecto, una idea y captar la atención de los asistentes. Para más detalles
sugiero visitar el sitio Pecha Kucha
Tal vez se piense que este tipo de
metodología, sea propia del mundo del arte, del comercio y los proyectos.
Sin embargo es posible y totalmente útil emplearlo en el campo educacional. Pueden
ser utilizadas como introducción a un tema, como este ejemplo, o para recordar
elementos de una clase anterior, sugerir una discusión o iniciar una lluvia de
ideas de un tema, entre otras muchas posibilidades.
Desde hace casi dos años empecé a utilizar
esta metodología en una de
las asignaturas que trabajo con la licenciatura en educación. Mis estudiantes deben elaborar y defender públicamente una
presentación en Power Point, donde el tema es de libre elección. Deben demostrar el dominio del contenido, el manejo adecuado del
medio y en especial el diseño de la presentación. Se valora el fondo, el tipo
de información, la cantidad de texto, la calidad de las imágenes, su relación
con el contenido, entre otros elementos, previamente discutidos en clases.
Antes de emplear esta metodología los
estudiantes exponían sus presentaciones, casi siempre con un papel en mano, leían el texto de las diapositivas, se pasaban del tiempo de exposición o en terminaban antes de consumir su tiempo. Las diapositivas se convertían en “ayudas
memoria” con lo que se perdía la esencia del medio. No se comunicaba, se leía.
Cuando empecé a implantar esta metodología, el
cambio fue radical. Se acabaron las presentaciones estilo “ayuda memoria”, se
eliminaron los papeles en las manos de los estudiantes. Se disminuyó por
completo la excesiva cantidad de texto, la explicación es fluida, se alcanza un
alto dominio del tema y se incrementa la concentración de la atención por parte
de los estudiantes.
La metodología obliga a una mayor precisión en
el diseño de cada diapositiva, resumiendo la idea a comunicar en un tiempo
definido. Se ven obligados a reducir la cantidad de texto, que es uno de los
males de millones de presentaciones y se da paso a la imagen que dice más que
muchas palabras. Estas últimas se resumen y el texto generalmente copiado del
procesador de texto, pierde muchas palabras que poco aportan.
Con los estudiantes vengo experimentando
variaciones de la metodología, en vez de 20 diapositivas, pueden exponerse 10,
o aumentar el tiempo de 20 segundos a un poco más. Lo importante es que todas
las diapositivas conserven el mismo tiempo y no sea necesario pasar manualmente
cada una de ellas. Como muestra una de las decenas de presentaciones que cada
semestre los estudiantes crean al estilo Pecha Kucha.
Considere que el empleo de las presentaciones no es
sinónimo de una comunicación adecuada, tampoco la garantía de una buena exposición. Sugiero que experimente en sus próximas
presentaciones el uso de este tipo de metodología, adaptándolo a un tiempo y
ritmo determinado y por supuesto no deje de comentar sus resultados.
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