Casi un mes de vacaciones en La Habana, impidieron el acceso
a la Red. Nada de Internet, correo muy limitado y por ende bien alejado de mi
pasión diaria.
Más que una limitación fue un regalo vacacional, a veces es
necesario alejarse de las redes para retomar nuevas ideas, crear otras y en
especial desintoxicarse de lo que llaman infotoxicación.
Para mi fueron vacaciones, pero para aquellos con grandes limitaciones en el acceso a la Red no significa ni remotamente lo mismo. No acceder a Internet es ir detrás del desarrollo, cerrarse al mundo y lo peor no dar a conocer su potencial científico.
Para mi fueron vacaciones, pero para aquellos con grandes limitaciones en el acceso a la Red no significa ni remotamente lo mismo. No acceder a Internet es ir detrás del desarrollo, cerrarse al mundo y lo peor no dar a conocer su potencial científico.
Cuba es un país que gracias a su Revolución logró
desarrollar niveles de educación envidiables para muchos países. No hay
analfabetos, la gente es capaz de hablar con precisión de muchos temas, su
historia la explican con orgullo y dedicación. No es perfecta la educación,
pero sabemos que su mejoría es cuestión de todos.
La mayoría de mis ex colegas de trabajo en la universidad
tienen grados científicos de maestría y doctorado. Sus tesis quedan muchas
veces archivadas y su acceso digital es limitado. Muchos de ellos tienen
experiencias científicas de alto nivel que pueden compartir en los mismos
congresos virtuales en que participo. Su preparación pedagógica y el nivel
científico pueden concretarse en cursos en línea. Pero todo lo anterior es
totalmente limitado, por no decir nulo.
No acceder a la red de redes, está limitando bastante el desarrollo
profesional. Evidentemente hay un serio problema económico, los salarios actuales
no pueden pagar un acceso a la red como en otros países. Hay que invertirlo en
la comida y en el transporte, rubros bien caros, donde aun el Estado con toda
su voluntad no logra eficiencia.
Muchos de mis amigos y familiares tienen computadoras,
especialmente los que viven en la Capital, pero de ellos muy pocos tienen
acceso al correo electrónico y ninguno a la Red. Muchas veces este acceso es de
manera clandestina, cuando el administrador de una red vende servicios que no
le pertenecen.
Las universidades y centros de investigación tienen acceso a
Internet, pero en mi opinión el acceso socializado a este servicio no
contribuye al desarrollo personal. No es posible planificar el acceso individual
a la información cuando otros tienen la misma intención de acceder en el mismo
tiempo.
Razones para estas limitaciones hay muchas, una de ellas el
bloqueo de Estados Unidos sobre la Isla impide el acceso a la red y las
comunicaciones hay que realizarlas con carácter satelital, lo que incrementa su
costo. Sin embargo existen también prohibiciones estatales muy difíciles de
comprender y menos de explicar.
Belleza de cielo y mar, solo propio del Caribe |
Mi apagón digital no me impidió contactar con todos mis amigos
y familiares. En algunos casos una llamada telefónica fue suficiente para hablar
con ellos. En otros una caminata, siempre útil en estos tiempos de
sedentarismo, me acercó a muchos amigos. El apagón me permitió acceder a las
playas, que aun en invierno no dejan de ser perfectas para solearse y adquirir
el “color caribeño”.
El apagón me permitió escribir este y otros trabajos que
publicaré próximamente y acumular para mi foto blog cientos de fotografías.
Pero mi apagón es
solo por un tiempo, por ello no dejo de solidarizarme con los que tienen un
apagón casi permanente. La apertura no es tarea de un día, el acceso a la red
menos aun.
Retomo las palabras del Papa Juan Pablo II en su histórica
visita a Cuba, en enero de 1998 cuando expresó: Que Cuba se abra al Mundo y el Mundo se abra a
Cuba. Esperamos que esa apertura no llegue demasiado tarde.
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