domingo, 16 de diciembre de 2012

¿Es un valor la apreciación musical?



Antes de explicar la razón de mi artículo declaro que no soy músico, no tengo las mínimas habilidades musicales para interpretar un instrumento y mucho menos para entender una composición musical. Tengo como los demás oídos para discriminar los sonidos y por ende la organización de estos que algunos llaman música. 
 
Declarado lo anterior paso a comentar dos notas periodísticas diferentes entre sí pero con el denominador común que da lugar al título: la música. 

La primera de ellas es un suceso internacional mientras que la otra es solo una nota más en un periódico local que además cuenta con interpretaciones variadas. 

La primera nota está referida al video más visto en Youtube que aproximándose al billón de visitas constituye un suceso mediático. Me refiero por supuesto a "Gangnam Style"

No soy capaz de entender la interpretación musical, su melodía, ni su letra, tampoco los movimientos de su interprete y mucho menos la calidad musical en general. Lo que sí puedo valorar es que prima el mal gusto y la extravagancia, fórmula que se ha puesto de moda. 

Millones en todo el mundo celebraron las excentricidades de Lady Gaga, cuando apareció vestida con trozos de carne, aunque hay que reconocer que muchos más la criticaron. 

La otra noticia apenas difundida tiene que ver con un concierto que trató de desarrollarse en la provincia de Ciego de Ávila, en Cuba. En esa región se celebraba un acto en homenaje al movimiento de la Trova cubana cuando un grupo de jóvenes, calificados por las autoridades policiales como delincuentes y por los organizadores del acto como estudiantes, impidieron por la fuerza su desarrollo. 

Según se describe algunos de los asistentes al acto interrumpieron a los artistas pues querían escuchar reguetón y no las canciones que hicieron mundialmente famoso a la Trova cubana, donde sus máximos exponentes son Pablo Milanés y Silvio Rodríguez.

No se trata de culpar al reguetón de la violencia, sino de encontrar que este tipo de música, si merece ese nombre, se adueña de la juventud actual imponiendo modelos de conducta y expresión no congruentes con la convivencia social. Basta solo escuchar algunas de las letras de este tipo de género musical, para percatarnos que estamos ante un fenómeno chabacano y vulgar. 

Recuerdo que un familiar cercano me comentó como sus vecinos repetían hasta la saciedad una canción donde una de sus partes decía: “mami dame gasolina..” El, cansado de soportar todos los días la misma letra le regaló un CD con canciones de boleristas y soneros cubanos. El resultado lo desconozco, pero sé que no repitieron más la misma música. 

Es que la música es también un valor a formar, o al menos su apreciación. En la época del acceso al contenido multimedia, a la batalla de las firmas discográficas para impedir la piratería y seguir ganando cifras millonarias la apreciación musical es un sujeto perdido. Tal parece que dichas discográficas no tienen interés en educar a los oyentes, pero sí en vender de todo.

En una ocasión tuve la oportunidad de conversar con Alejandro Hartman, historiador de la ciudad de Baracoa, la primera villa fundada por Cristóbal Colón y lugar donde se presupone pisó por vez primera tierra cubana. En aquella ocasión me comentó que en los años sesenta y como parte de la expansión de la cultura a todo el país, el Gobierno cubano empezó a difundir diferentes expresiones culturales en los lugares más alejados. Una de estas localidad fue Baracoa, ubicada en el extremo más oriental de la Isla. En aquel momento se le comunicó a las autoridades locales de la próxima visita de la Orquesta Sinfónica Nacional, como parte de una gira nacional. 

Cuando los integrantes de la Orquesta llegaron a Baracoa, se sorprendieron al encontrar en la plaza donde tocarían un cartel  que expresaba: “A bailar y gozar con la orquesta sinfónica nacional”. Todos los músicos querían marcharse del lugar, pero al final primó el sentido educativo de su trabajo y tocaron en la plaza. Lo importante de esta anécdota vino después. Ante el enorme disparate las autoridades locales se tomaron en serio el trabajo de la Orquesta, al extremo que Baracoa es hoy una de las plazas en toda Cuba, donde con más deleite se escucha a esta Orquesta.  

Pero volviendo a la primera noticia, me pregunto; después de tanto éxito y al cabo de un año, quién recordará la canción “del caballo”. De seguro no dará tiempo para incorporarla a los contenidos de aquellos lugares donde se estudia la música, como disciplina escolar.

1 comentario:

  1. Y la respuesta sería que si, que la apreciación musical si es un valor y que pocos lo tenemos y bueno de la musica y el ritmo no nos podemos quejar pero nada más basta con detenerse a escuchar las letras de las canciones y pensar, uff sin sentido ni buen contenido e imaginar que algunas personas repiten y repiten esas palabras y hasta me atrevo a decir que inconscientemente, finalmente solo vemos que este tipo de musica llega a servir unicamente para ejercitar... el cuerpo

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