Cada año en nuestra Universidad se da un fenómeno
inexplicable, que favorece a unos pocos y perjudica a la mayoría. Casi siempre
este suceso es inesperado, avisado con 24 horas de antelación y donde muchos no
llegan a enterarse. Este fenómeno es difícil de justificarlo, pero fácil de
aplicar. Es la conocida “tolerancia”, aplicada en fechas previas a los feriados
nacionales, a días de conmemoración nacional, o las relacionadas a fechas de
creación de las carreras y facultades.
La tolerancia es un valor humano, dirigido al respeto a las
opiniones y criterios de los demás, aun cuando no estemos de acuerdo con ellos.
Durante siglos la tolerancia fue inexistente, los que se atrevían a negar las
doctrinas religiosas terminaban muchas veces condenados a la hoguera. En la
actualidad la tolerancia sigue siendo un tema de amplia discusión.
Pero la tolerancia a la que me refiero tiene otro origen y otra
interpretación. Siempre viene estipulada en una resolución de un jefe de
carrera, un decano o el propio Rector. Siempre en dicha resolución se puede
leer: “otorgar tolerancia a las actividades..”, lo que se interpreta en que los
profesores deben decidir suspender las clases o no.
Unas semanas atrás en nuestra Facultad de Humanidades se decidió
mediante resolución del Decano otorgar tolerancia a los estudiantes interesados
en participar de una actividad recreativa en homenaje al aniversario de la
fundación de la Facultad. La mayoría de los profesores nos enteramos menos de
48 horas antes de dicha tolerancia.
Si a estas suspensiones le agregamos que el semestre se
inició tardíamente, que tenemos tres días sin clases por elecciones, cinco
feriados y sus respectivas tolerancias más otros días como el festejo por el
día de la madre, del padre y el de los profesores, estamos en una situación que limitan considerablemente
el período de clases.
Preocupado por el sentido y la utilidad de la “tolerancia” apliqué
una encuesta a estudiantes de los últimos semestres de Ciencias de la Educación.
Las preguntas se respondieron antes del día que se otorgó la tolerancia, a la
que me referí anteriormente.
A la pregunta sobre el significado de tolerancia por parte
de los estudiantes, las respuestas se aprecian en el siguiente gráfico.
La mayoría interpreta la tolerancia como la suspensión
parcial de las clases.
La siguiente pregunta del cuestionario indagaba por la
cantidad de profesores que deciden suspender las clases en los días de
tolerancia.
Como se puede observar casi 8 de 10 estudiantes señalan que
algunos suspenden sus clases.
Otro punto de discusión es quién debe tomar la decisión de
suspender la clase, sí el profesor o las autoridades. En este caso las
respuestas de los estudiantes estuvieron divididas. Los que están en contra que sea el docente quien tome la decisión de la suspensión superan en muy poco a los que opinan que es este el que debe
tomar la decisión.
Un dato más interesante es qué hacen los estudiantes en los
días de tolerancia. La gráfica establece con claridad que muy pocos deciden
asistir a los actos y dedicarse a otras tareas escolares.
Se aprecia claramente que apenas 1 de cada 10 estudiantes
decide participar en la actividad festiva por la que se genera la tolerancia. La
mayoría aprovecha el tiempo para realizar tareas atrasadas o de otro tipo.
La tolerancia perjudica más al estudiante que al profesor. Los
estudiantes a veces deben esperar varias horas por la llegada del profesor,
debido al que el del primer período de clases decidió suspender la clase y no
se enteraron a tiempo. En ocasiones cuando el docente llega es tal el grado de
apatía de muchos estudiantes que convencen al profesor de no pasar clases y
esta se suspende.
La tolerancia pone en una situación difícil al profesor,
entre suspender la clase por la presión de los alumnos y los mensajes
constantes en WhatsApp o no suspenderla. A esto se añade otro factor, la
tolerancia a veces también es acatada por los administrativos por lo que es
probable que las aulas se encuentren cerradas.
Sugerencias a las
autoridades universitarias.
La universidad es un centro de estudio, de investigación y
de cultura, en ella convivimos personas con diferentes edades, gustos,
preferencias y culturas diferentes, pero todas bajo un común denominador: la
ciencia que estudiamos.
Sobre este criterio propongo que en los días de tolerancia,
en especial aquellos por el día de la facultad o de la carrera, se organicen
actos académicos que rindan homenaje a dicha fecha y no actividades festivas que
poco o nada tienen que ver con dicha efemérides.
Festejemos a la ciencia con ciencia.
La verdad esta cifrada, a la vez podemos ver la realidad, que es nada provechoso a nuestra formacion academica este tipo de toledancias que se dan
ResponderEliminarApoyo su sugerencia, es la única forma en que la Universidad invierta mejor su tiempo y sea vista con otros ojos.
ResponderEliminarPlenamente de acuerdo. La mentada tolerancia es una bajada de bandera para que no haya clases. Debería instaurarse el (o los) Día del Estudio y así festejaremos verdaderamente a la ciencia con conciencia.
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