En colaboración con Mercedes Leticia Sánchez Ambriz
Escucha el pódcast aquí.
Olvidemos los debates sobre si la
inteligencia artificial "debería" entrar en el aula. Esa discusión ha
quedado obsoleta. La IA no está llamando a la puerta; ya está sentada en los
pupitres, en los bolsillos de cada estudiante y en las herramientas que usamos
a diario. Estamos operando, lo sepamos o no, dentro de una IA Pedagógica.
La pregunta abrumadora para cada docente
ya no es si debemos adaptarnos, sino cómo enfrentamos este
cambio de manera estratégica y con propósito. No se trata de una moda
pasajera, sino del nuevo sistema operativo de la sociedad.
Sentir vértigo es normal. Pero el temor
y la resistencia son callejones sin salida, hay que dejar atrás la sospecha y
el miedo. La única ruta viable es la acción informada.
¿Qué
es la "IA Pedagógica"?
La inteligencia artificial Pedagógica
(IA Pedagógica) puede entenderse como el conjunto de estrategias didácticas que
integran reflexivamente el uso de la inteligencia artificial en los procesos
educativos, respondiendo a las demandas de un mundo digitalizado donde la
tecnología es omnipresente.
Esto abarca dos vertientes inseparables:
por un lado, el uso de la IA como herramienta para personalizar el aprendizaje,
automatizar tareas administrativas o repetitivas y ofrecer retroalimentación
inmediata a estudiantes (Holmes, Bialik, & Fadel, 2019; UNESCO, 2021); por
otro, la enseñanza sobre la propia IA como objeto de estudio, con el fin de
formar ciudadanos críticos que comprendan sus principios técnicos, sus sesgos,
sus límites y sus implicaciones éticas (Luckin, 2018; Williamson & Eynon,
2020).
En este sentido, la IA Pedagógica no
solo transforma la manera en que se enseña, sino que redefine lo que significa
aprender y educar en la era algorítmica, exigiendo un enfoque ético, inclusivo
y centrado en el ser humano.
Los
nuevos roles del docente:
Tu rol no se vuelve obsoleto; se vuelve
más crucial que nunca. Pero se transforma. Estas son las cuatro funciones clave
que el docente debe asumir hoy:
1. De "Fuente de saber" a
"Curador y validador experto"
Antes, el valor del docente residía en
poseer el conocimiento. Ahora, el conocimiento es infinito y accesible al
instante a través de la IA. El nuevo valor, insustituible, es la capacidad
de enseñar a los alumnos a dudar, a validar y a curar esa información.
Acciones concretas:
· Diseñar
actividades de "auditoría": Pedir a los alumnos que evalúen una
respuesta de chat sobre un tema histórico. Su tarea no es recibir la
información, sino encontrar imprecisiones, sesgos o "alucinaciones"
de la IA, usando fuentes confiables.
· Convertirse
en el referente de calidad:
Enseñar qué es una fuente primaria, cómo contrastar datos y por qué el contexto
que tú proporcionas es más importante que la respuesta rápida de una máquina.
2. De "Asignador de tareas" a "Arquitecto de experiencias"
Arquitecto de experiencias digitales debe apoyarse en marcos
teóricos, criterios de selección reflexivos y principios éticos para guiar su
práctica. Al hacerlo, puede crear ambientes de aprendizaje innovador, inclusivo
y profundamente significativo, donde la tecnología potencie el desarrollo
integral de los estudiantes y esté al servicio de una educación más humana y de
calidad.
Acciones concretas:
· Combinar formatos multimodales: texto, imagen, audio,
simulación, IA conversacional.
· Promover la co-creación de contenido por parte del estudiante
(ej. podcast, blogs, videojuegos, chatbots educativos).
· Incorporar dilemas éticos o análisis crítico de la
tecnología
como parte del contenido curricular.
· Garantizar
la protección de datos, la
equidad digital y el respeto por la diversidad en cada diseño.
· Priorizar
el aprendizaje basado en problemas (ABP) y debates: Plantea dilemas éticos, problemas del
mundo real y preguntas complejas que no tengan una sola respuesta. La IA puede
dar datos, pero el debate, la colaboración y la solución creativa son humanos.
3. De "Instructor" a
"Entrenador de competencias humanas"
La IA puede procesar datos, pero no
puede pensar críticamente, colaborar, comunicarse con empatía o ser
creativamente original. Esas son las habilidades premium en la era de la
IA. Tu aula debe ser el gimnasio donde se entrenan.
Acciones concretas:
· Dedicar
más tiempo al debate socrático: Usa el tiempo que la IA te ahorra en planificación o
creación de materiales para fomentar la discusión cara a cara.
· Evalúa
las "habilidades blandas": Haz que parte de la calificación
dependa de la capacidad de colaborar en un equipo, de presentar una idea de
forma persuasiva o de ofrecer una crítica constructiva a un compañero.
4. De "Vigilante del plagio" a "Modelador del uso ético"
La prohibición es una batalla perdida.
El nuevo enfoque es la transparencia y la ética. Debemos enseñar a los
alumnos a usar estas herramientas de manera responsable, del mismo modo que
enseñamos a citar libros.
Acciones concretas:
· Crea
un código de ética en el aula: Desarrollar junto con tus alumnos unas normas claras sobre
cuándo y cómo es aceptable usar la IA.
· Normaliza
la citación de la IA:
Enseñar formatos simples para que los alumnos indiquen qué partes de su trabajo
fueron generadas o asistidas por una IA. Ejemplo: "El esquema inicial de
este ensayo fue generado con ChatGPT-4 y posteriormente modificado y
desarrollado por el autor".
¿Qué hago mañana? Primeros pasos para no
paralizarse
1.
Experimentar
en privado:
Dedica 30 minutos a "jugar" con una herramienta de IA. Pídele que te
diseñe una lección, que te escriba un poema sobre la fotosíntesis o que actúe
como un personaje histórico. Pierde el miedo en un entorno seguro. Nadie te va
reprochar por los errores que cometas.
2.
Hacer
una micro-actividad:
No cambies todo tu curso. Empieza con una actividad de 15 minutos. Pide a los
alumnos que generen una imagen sobre un concepto abstracto y discutan por qué
la IA lo "imaginó" así.
3.
Hablar
con tus alumnos:
Abre la conversación. Pregúntales qué herramientas usan, para qué y qué les
preocupa de ellas. Te sorprenderá lo mucho que ya saben y lo dispuestos que
están a hablar de ello.
Este cambio no es una carga más; es una
redefinición que nos permite centrarnos en lo que siempre fue el corazón de la
enseñanza: formar seres humanos pensantes, críticos y capaces de navegar un
mundo complejo. Tu rol, docente, no es ser un experto en tecnología, sino
seguir siendo un experto en pedagogía. Y hoy, eso te hace más indispensable
que nunca.
Referencias:
Holmes,
W., Bialik, M., & Fadel, C. (2019). Artificial Intelligence in
Education: Promises and Implications for Teaching and Learning. Center for
Curriculum Redesign.
Luckin,
R. (2018). Machine Learning and Human Intelligence: The Future of Education
for the 21st Century. UCL Institute of Education Press.
UNESCO.
(2021). AI and Education: Guidance for policy-makers. United Nations
Educational, Scientific and Cultural Organization.
https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000376709
Williamson,
B., & Eynon, R. (2020). Historical threads, missing links, and future
directions in AI in education. Learning, Media and Technology, 45(3),
223–235. https://doi.org/10.1080/17439884.2020.179899
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