En colaboración con Mercedes Leticia Sánchez Ambriz
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Imagina una clase donde tus estudiantes no solo ven
el resultado final de un poema, una operación matemática o un mapa histórico,
sino que son testigos y partícipes del proceso completo de su creación, con
todas sus dudas, errores y descubrimientos. Eso, en esencia, es el live
coding: una materia pendiente en nuestras aulas con el potencial de transformar
la enseñanza y el aprendizaje.
Aunque el término pueda sonar técnico, el live
coding es, en realidad, una metodología profundamente humana. Consiste en
pensar en voz alta mientras se crea algo en tiempo real frente a los alumnos.
Esta estrategia desmitifica los procesos complejos y convierte el aprendizaje
en una experiencia compartida, fomentando la colaboración, la curiosidad y el
desarrollo de habilidades esenciales para el futuro: comprender cómo se
construyen las ideas, no solo cómo se consumen.
Relevancia en
el contexto educativo
En la enseñanza tradicional, a menudo
presentamos el conocimiento como una "caja negra": un producto
terminado y pulido. Mostramos la ecuación resuelta, el ensayo finalizado o el
diseño gráfico completo. Esto puede generar ansiedad en los estudiantes, que
sienten una enorme distancia entre sus propios intentos y ese resultado
perfecto.
El live
coding elimina esa barrera, mostrando el proceso de creación y convirtiendo
el error en una oportunidad de aprendizaje. Al hacer visible el pensamiento del
docente, los estudiantes comprenden que el conocimiento se construye y
evoluciona.
¿Qué es el live coding? (Y por qué no es solo
para programadores)
Olvídate por un momento del código.
Piensa en el live coding como una demostración creativa en tiempo real. La "programación"
aquí es simplemente la secuencia de pasos que sigues para construir algo. Puede
aplicarse en CUALQUIER materia:
· Un
profesor de literatura
puede hacer live coding al analizar un poema, abriendo un documento en
blanco y escribiendo sus anotaciones, destacando versos y formulando preguntas
en vivo, mostrando cómo "lee" un experto.
· Una
maestra de primaria
puede crear una historia colaborativa con sus alumnos usando un programa de
presentaciones, donde cada niño aporta una idea que ella va dibujando o
escribiendo en directo.
· Un
profesor de historia
puede construir una línea de tiempo interactiva frente a la clase, arrastrando
eventos, imágenes y conectando ideas, explicando el porqué de cada conexión.
· Un
maestro de arte
puede diseñar un logo desde cero en una herramienta como Canva, probando
colores, tipografías y formas, mientras verbaliza sus decisiones de diseño.
· Un
docente de matemáticas
puede resolver un problema complejo en una pizarra digital, no solo escribiendo
los números, sino narrando su estrategia: "Ahora voy a intentar este
camino... oh, parece que no funciona, ¿por qué? ¡Ah, ya veo! Probemos de esta
otra forma...".
Los Superpoderes pedagógicos del live coding
Integrar esta técnica en el día a día te
otorga, como docente, tres superpoderes:
1.
Convertir
el error en un aliado:
Al equivocarte en vivo y corregir con naturalidad, enseñas la lección más
importante: la resiliencia. Modelas una mentalidad de crecimiento y les
demuestras a tus alumnos que los tropiezos son escalones para aprender.
2.
Hacer
visible lo invisible:
Hacer explícito el "cómo se piensa", no solo "qué se
piensa". Les regalamos a los estudiantes las estrategias mentales, los
procesos de toma de decisiones y la forma de conectar ideas.
3.
Construir
conocimientos juntos:
El live coding transforma el monólogo del profesor en un diálogo. Invita
a los estudiantes a participar: "¿Qué color les parece mejor?",
"¿Alguien ve mi error?", "¿Qué pasaría si intentamos
esto?". El aula se convierte en un taller de co-creación.
El docente como director de orquesta digital
Adoptar el live coding no
requiere habilidades tecnológicas avanzadas, sino disposición para guiar el
aprendizaje de manera auténtica y flexible. Implica desarrollar cuatro
habilidades clave:
1.
Ser
el narrador de tu aventura intelectual: Aprende a verbalizar tu flujo de
pensamiento. Explica el porqué de cada clic, de cada palabra, de cada decisión.
Conviértete en el comentarista de tu propio proceso creativo.
2.
Abrazar
el "¡Ups!" creativo: Abandona el guion rígido. Los imprevistos ocurrirán. La
tecnología puede fallar, o puedes cometer un error. La habilidad no está en
evitarlo, sino en usarlo como un momento de aprendizaje genuino, diciendo con
confianza: "¡Vaya, esto no salió como esperaba! Investiguemos juntos
por qué."
3.
Marcar
el ritmo:
Una sesión en vivo no es una carrera. Aprende a hacer pausas, a preguntar si
todos te siguen, a permitir que los conceptos se asienten. Eres el DJ de la
sesión de aprendizaje, y debes leer a tu público.
4.
Ser
un facilitador:
Modera la participación, invita a los más tímidos a dar su opinión y crea un
espacio seguro donde todas las ideas, incluso las "incorrectas", sean
bienvenidas como parte del proceso.
A pesar de retos como la posible falta
de internet estable o la tradición de una enseñanza más formal en
Latinoamérica, el cambio hacia esta pedagogía es una inversión directa en la
preparación de nuestros estudiantes.
Conclusión:
El live coding, despojado de su jerga
técnica, se revela como lo que realmente es: una filosofía educativa
poderosa y profundamente humana. Es una invitación audaz a derribar los muros
del aula tradicional para convertirla en un taller vibrante, un estudio de
creación en tiempo real. Al adoptar esta práctica, no estamos simplemente
añadiendo otra herramienta a nuestro repertorio; estamos redefiniendo nuestro
papel como educadores y transformando la esencia misma del aprendizaje.
Al atrevernos a "crear en vivo" frente a
nuestros estudiantes, les ofrecemos un regalo invaluable: la oportunidad de ver
el conocimiento no como un artefacto estático en un libro de texto, sino como
un organismo vivo que respira, duda, tropieza y evoluciona. Les enseñamos que
las ideas más brillantes no surgen de un destello de genialidad, sino de un
proceso iterativo de prueba, error y descubrimiento. Les mostramos que la
vulnerabilidad de decir "no lo sé, averigüémoslo juntos" es, en
realidad, una muestra de la más profunda confianza intelectual.
El impacto va más allá de la comprensión de una
materia específica. Cuando un estudiante ve a su maestro construir un
argumento, diseñar una imagen o resolver un problema en directo, aprende a pensar de manera estratégica, a gestionar la frustración y a valorar el proceso tanto como el resultado.
Estas son las competencias fundamentales que forjan la resiliencia y la
adaptabilidad.
Para nosotros, los docentes, representa un cambio
de rol de "sabio en el escenario" a "director de una orquesta
creativa". Nos pide ser valientes, auténticos y estar presentes. Es un
desafío, sin duda, especialmente en contextos con limitaciones. Sin embargo, es
un desafío que vale la pena aceptar.
En última instancia, preparar a nuestros
estudiantes para el futuro ya no se trata de entregarles un mapa con todas las
respuestas. Se trata de darles una brújula y enseñarles a navegar con confianza
por territorios inexplorados. El live coding es esa brújula. Es la
práctica que nos permite enseñarles a pensar, a colaborar y a crear soluciones
en un mundo que se escribe, y se reescribe, cada segundo, en tiempo real. La
materia pendiente no es el código; es nuestra decisión de empezar a crear en
vivo.
Referencias
Brown, J. S., Collins, A., & Duguid,
P. (1989). Situated cognition and the culture of learning. Educational
Researcher, 18(1), 32-42.
Ericsson, K. A., & Simon, H. A.
(1980). Verbal reports as data. Psychological Review, 87(3), 215–251. McLeod, A., et al.
(2019). Live coding as a pedagogical practice. Journal of Science Education and
Technology, 28(6), 613-625.
Sweller, J. (2016). Cognitive Load
Theory. In From the Laboratory to the Classroom. Routledge. UNESCO. (2023). Digital
citizenship education. UNESCO Digital Library.
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