En colaboración con Mercedes Leticia Sánchez Ambriz
Andas deprisa, entonces escucha el pódcast
La educación del siglo XXI enfrenta el desafío de integrar las tecnologías emergentes con marcos pedagógicos sólidos. Entre estas tecnologías, la inteligencia artificial (IA) ocupa un lugar central por su capacidad de transformar la enseñanza y el aprendizaje. Sin embargo, el reto no consiste en usar la IA de manera aislada, sino en articularla con la multimodalidad pedagógica.
Este enfoque, basado en la idea de que la comunicación y el
aprendizaje ocurren a través de múltiples modos comunicativos —texto, imagen,
sonido, gestos, colores—, encuentra en la IA multimodal un aliado poderoso para
escalar y enriquecer la experiencia educativa. Su verdadera utilidad es cuando
se comprende que cada modo complementa a los otros. Los modos se integran entre
si conformación un sistema donde cada uno es componente y todos tienen el
objetivo de facilitar un mejor aprendizaje
La IA multimodal no se limita a procesar palabras: puede integrar
datos de imágenes, audios, videos o diagramas para generar nuevos contenidos. Este enfoque atiende a diversos estilos de aprendizaje, asegurando
que cada estudiante participe y comprenda mejor. Fomenta la motivación y la
inclusión, promoviendo una participación activa y equitativa de todos los
estudiantes
Esta capacidad abre un horizonte de posibilidades didácticas. Por
ejemplo, un estudiante puede transformar una explicación textual en una
representación visual más comprensible, o recibir retroalimentación inmediata
sobre su expresión oral gracias al análisis automático de voz. Hemos realizado
diferentes experimentos con nuestros estudiantes de posgrado y pregrado, demostrando
que se mejora la motivación y el interés, favoreciendo el aprendizaje. La multimodalidad,
al complementarse con la IA, fortalece la comprensión profunda, ya que permite
abordar el conocimiento desde diferentes ángulos y lenguajes.
El rol del docente como diseñador y curador
La incorporación de la IA multimodal en la educación exige
repensar el papel del profesorado. Lejos de ser desplazado por la máquina, el
docente se convierte en un curador estratégico y diseñador de experiencias. Su
tarea principal no es producir grandes cantidades de materiales, sino guiar el
proceso: seleccionar contenidos, validar la información, contextualizarla y
plantear actividades que desafíen al estudiante a pensar críticamente. A la
par el profesor debe enseñar al estudiante la producción de estas herramientas
que empleará en su estudio independiente.
En este sentido, el modelo TPACK (Technological Pedagogical
Content Knowledge) resulta fundamental. La IA multimodal actúa como catalizador
del conocimiento tecnológico, pedagógico y disciplinar. Al automatizar procesos
rutinarios, como la corrección mecánica de trabajos o la elaboración de
esquemas básicos, libera al docente para dedicar más tiempo a la interacción
humana y al diseño de actividades que fomenten el razonamiento.
Una de las implicaciones más relevantes es la reasignación
estratégica del tiempo pedagógico. Investigaciones recientes señalan que la
retroalimentación asistida por IA puede reducir hasta en un 40 % el tiempo
dedicado a la evaluación mecánica. Ese tiempo, lejos de perderse, debe
invertirse en aquello que ninguna máquina puede sustituir: el acompañamiento
humano, la tutoría personalizada y la creación de entornos colaborativos de
aprendizaje.
El estudiante como productor multimodal
La convergencia pedagógica también transforma el papel del
estudiante. Con la ayuda de la IA, deja de ser un receptor pasivo de
información para convertirse en productor multimodal de conocimiento. Esto
implica elaborar textos, imágenes, audios o simulaciones que no solo demuestran
lo aprendido, sino que lo recrean de manera creativa.
Por ejemplo, un grupo de estudiantes puede convertir un artículo
científico complejo en una infografía interactiva, o diseñar una simulación
digital que represente un caso práctico en medicina o medioambiente. La clave
no está en el producto final generado por la IA, sino en la capacidad de los
estudiantes para evaluar críticamente la coherencia de los resultados,
establecer conexiones entre modalidades diferentes y razonar con base en
información heterogénea.
Este enfoque favorece competencias esenciales del siglo XXI:
pensamiento crítico, creatividad, alfabetización digital y capacidad de
colaboración. La escuela ya no se limita a transmitir conocimientos, sino que
se convierte en un laboratorio donde el estudiante aprende a integrar distintos
lenguajes y tecnologías para construir sentido.
Reflexión final
La convergencia entre multimodalidad pedagógica e inteligencia
artificial multimodal redefine los roles de docentes y estudiantes, reorganiza
el tiempo de la enseñanza y plantea nuevas formas de evaluar el aprendizaje. El
futuro educativo no consiste en usar más máquinas, sino en diseñar experiencias
donde los recursos tecnológicos amplifiquen las capacidades humanas.
El éxito de esta integración dependerá de una condición básica:
que la IA esté al servicio de la pedagogía y no al revés. Solo así la educación
podrá aprovechar el potencial transformador de la inteligencia artificial sin
perder su esencia humanista y formadora.
Escrito Por Mercedes Leticia Sánchez Ambriz y Carlos Bravo Reyes
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