En colaboración con Mercedes Leticia Sánchez Ambriz
El podcast contiene ejemplos que complementan el artículo; desde aquí lo escuchas.
En un mundo donde la inteligencia artificial es capaz de redactar textos, resolver problemas y simular razonamientos en segundos (UNESCO, 2023), la docencia enfrenta un desafío radical: si la máquina puede hacer lo que antes considerábamos evidencia de aprendizaje, entonces debemos preguntarnos qué significa realmente enseñar.
Es
aquí donde emerge con fuerza un concepto que redefine la identidad docente: la metaenseñanza.
No es una moda ni un nuevo tecnicismo pedagógico. Es una urgencia.
Metaenseñar es mirarse en el espejo profesional: es analizar nuestras
prácticas, interrogar nuestros métodos, desmontar los hábitos pedagógicos que
damos por sentado (Zimmerman, 2000).
Es atrevernos a examinar no solo lo que hacemos, sino cómo y por qué lo
hacemos. Es recuperar la conciencia profunda de que enseñar es también un
acto de autoconstrucción.
La
irrupción de la IA ha puesto a prueba esta conciencia. Nos obliga, a veces de
manera abrupta, a replantear aquello que creíamos sólido (Russell & Norvig, 2022): ¿Sigue
teniendo valor pedir un ensayo que la IA puede producir en un instante? ¿Qué
habilidades realmente importan cuando la información es abundante y
omnipresente? ¿Qué papel ocupa el docente cuando los estudiantes tienen en sus
manos una herramienta capaz de generar respuestas impecables, pero no
necesariamente verdaderas? ¿Qué se espera de la ética tanto de los profesores
como de los estudiantes?
La
metaenseñanza nos llama a responder estas preguntas desde la reflexión crítica,
no desde el miedo. Nos invita a convertir la IA en un aliado para elevar la
calidad intelectual del aula, y no en un enemigo a controlar. Nos empuja a
diseñar experiencias que ninguna máquina pueda reemplazar porque involucran
juicio, sensibilidad, comprensión profunda y humanidad.
En
tiempos de IA, la metaenseñanza no es solo un concepto: es una brújula.
Una forma de devolverle a la educación su propósito más esencial. Una
oportunidad para que el docente latinoamericano se coloque en el centro del
cambio, no como espectador, sino como protagonista consciente y creador de
nuevas rutas de aprendizaje.
Enseñar: del discurso al diseño de experiencias
Durante
décadas, enseñar significó transmitir contenidos y esperar que el estudiante
los reprodujera (Robinson, 2006).
Pero en un escenario donde la IA puede ofrecer explicaciones, ejemplos,
resúmenes y ejercicios en segundos, la enseñanza deja de centrarse en “decir”
para centrarse en diseñar experiencias intelectualmente desafiantes.
La
metaenseñanza permite que el docente se pregunte:
·
¿Estoy
enseñando algo que realmente necesita ser enseñado por un humano?
·
¿Qué
parte del proceso cognitivo puedo potenciar usando IA?
· ¿Cómo
puedo hacer que mis clases promuevan análisis, interpretación y criterio
propio?
La
IA puede amplificar la enseñanza en tres vías:
a)
Como generadora de materiales: ejemplos, casos, escenarios, textos
comparativos.
b)
Como simuladora de situaciones: debates, entrevistas, rol de expertos,
análisis de dilemas éticos.
c)
Como asistente para personalizar explicaciones: niveles de complejidad,
analogías, visualizaciones.
Pero
la clave está en que el docente mantenga el timón pedagógico. La IA no
reemplaza la enseñanza; la complementa, amplifica y diversifica, siempre que el
docente mantenga la reflexión crítica que exige la metaenseñanza (Siemens, 2017).
De recibir información a construir comprensión
La
IA pone información al alcance del estudiante sin esfuerzo. Esto obliga a
transformar el concepto mismo de aprendizaje. Aprender ya no es memorizar ni
repetir; es pensar sobre la información, darle sentido y convertirla en
conocimiento útil (Flavell, 1979).
La
metaenseñanza ayuda al docente a guiar este proceso. Nos lleva a preguntarnos:
·
¿Qué
significa aprender cuando la información ya no es escasa?
·
¿Qué
habilidades necesita el estudiante para no depender ciegamente de una IA?
·
¿Cómo
fomentar que la IA se convierta en una herramienta para profundizar, no para
evitar el esfuerzo?
Aquí
es donde emergen nuevas formas de aprendizaje mediado por IA: a) Aprendizaje
reflexivo: el estudiante compara sus respuestas con las de la IA y analiza
diferencias. b) Aprendizaje guiado: la IA ofrece pistas, no soluciones,
permitiendo avanzar por niveles. c) Aprendizaje autónomo: el estudiante usa IA
para explorar, consultar, contrastar y construir argumentos.
En
este contexto, el aprendizaje se fortalece porque el estudiante ya no está solo
frente al conocimiento; está acompañado por una herramienta poderosa que, bien
usada, estimula la curiosidad, la autoexplicación y la toma de decisiones.
Evaluar: del producto al proceso
Si
hay un momento educativo donde la IA ha generado más incertidumbre, es en la
evaluación (Garrison et al., 2020).
La posibilidad de que una máquina produzca respuestas impecables —aunque no
siempre verdaderas— desestabiliza las formas tradicionales de acreditar el
aprendizaje.
Aquí
la metaenseñanza es crucial: nos obliga a revisar qué estamos evaluando
realmente.
·
¿Estamos
evaluando la capacidad de producir un texto o la capacidad de pensar?
·
¿Estamos
evaluando memoria o criterio?
·
¿Estamos
midiendo el proceso o solo un resultado final fácilmente replicable por IA?
La
IA puede ser una amenaza para la evaluación superficial, pero una aliada para
la evaluación profunda. Algunas formas de aprovecharla incluyen (Black & Wiliam, 2001): a)
Evaluación del proceso: pedir al estudiante documentar cómo usó la IA, qué
decisiones tomó, qué descartó y por qué. b) Evaluación crítica: solicitar
análisis sobre errores de la IA, sesgos, contradicciones o limitaciones. c)
Evaluación creativa: diseñar tareas donde el valor está en la interpretación,
la narrativa personal o la aplicación contextual. d) Evaluación híbrida:
combinar IA con trabajo manual reflexivo, debates, defensas orales o proyectos
aplicados.
La
evaluación deja de ser una cacería de trampas y se convierte en una lectura
honesta y profunda del pensamiento del estudiante.
Un cierre oportuno
La irrupción de la inteligencia artificial nos
confronta con una verdad ineludible: la metaenseñanza no es una opción, sino el
escudo epistemológico que
resguarda la calidad intelectual en la educación superior. Opinamos que el
cambio en los pilares de enseñanza, aprendizaje y evaluación no es una
reacción a la tecnología, sino una refundación proactiva del rol
docente.
Al enfocarse en la planificación, las estrategias
y la evaluación del proceso cognitivo, la metaenseñanza garantiza que el
estudiante se mantenga como el director
autónomo de su aprendizaje, utilizando la IA como un poderoso copiloto y
no como un reemplazo de su pensamiento.
El desafío para las universidades latinoamericanas
radica en liderar esta transformación. Al integrar estratégicamente la IA para favorecer
el pensamiento crítico, fomentar la autonomía y diseñar una evaluación
profunda, el docente se convierte en el arquitecto
de la criticidad.
Este enfoque permite trascender la brecha
tecnológica y convertirla en una oportunidad
de innovación pedagógica que forma profesionales no solo competentes,
sino también conscientes, éticos y capaces de pensar con y más allá de la
máquina, asegurando así la pertinencia y el propósito humanista de la educación
superior en la región.
Referencias
Black, P., & Wiliam,
D. (2001). Inside the black box: Raising standards through classroom
assessment. Phi Delta Kappan, 83(1), 11-20.
Flavell, J. H. (1979). Metacognition and
cognitive monitoring: A new area of cognitive–developmental inquiry. American
Psychologist, 34(10), 906–911.
Garrison, D. R., Cleveland-Innes, M., & K. M. (2020). The role
of the Community of Inquiry framework in the age of AI. The International
Review of Research in Open and Distributed Learning, 21(3), 1-15.
Robinson, K. (2006). Out of our minds: Learning to be creative
(2nd ed.). Capstone Publishing.
Russell, S. J., & Norvig,
P. (2022). Artificial intelligence: A modern approach (4th ed.). Pearson
Education.
Siemens, G. (2017). Conectivismo: Una teoría del aprendizaje
para la era digital. Lulu.com.
UNESCO. (2023). Guía para el uso de la Inteligencia Artificial
en la Educación. Publicaciones UNESCO.
Zimmerman, B. J. (2000). Attaining self-regulation: A social
cognitive perspective. En M. Boekaerts, P. R. Pintrich, & M. Zeidner
(Eds.), Handbook of self-regulation (pp. 13-39). Academic Press.
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