viernes, 9 de diciembre de 2011

Seamos profesores de alma y no de título


Agradezco a los organizadores de la promoción por darme nuevamente la oportunidad de hablar en nombre de mis colegas docentes. Espero que la promoción del próximo semestre, algunos de los cuales están en este acto, elijan otro de nuestros profesores para tal tarea.

Hablar de educación es mi pasión y no lo niego. Cuando empecé a trabajar como profesor no me gustaba casi nada, en especial porque me obligaban a realizar informes de cierres de curso que nadie leía, planificación de calendarios que no se cumplían, preparación de clases siguiendo un formato totalmente mecánico además de otras tareas burocráticas. En definitiva me niego a encuadrar la enseñanza en hojas de papel o pantallas de computadora en nuestra era tecnológica. 

Promoción 2-2001 Ciencias de la
Educación. Universidad Autónoma
"Gabriel René Moreno"
La educación es de esas palabras que abre puertas o las cierra, que hace crecer a las personas, a la sociedad y a la ciencia en su conjunto.

La matemática es una ciencia exacta, pero alguna vez podemos cambiar su exactitud y hacer comparaciones como la que propongo. Hoy ustedes terminan nueve semestres en la Universidad y qué tal si los comparamos con los nueves meses de formación de nuestros hijos. 

El primer mes, o primer semestre apenas estaban en formación en la Carrera, eran personas que llegaban sorprendidas a un nuevo lugar. En vez del vientre materno deambulaban por las aulas de nuestro edificio.

En el segundo y tercer mes, digamos semestres, estaban aun confundidos en el mundo que estaban reconociendo. Todo era nuevo y desconocido; los profesores, sus tareas interminables, los libros fotocopiados, las exposiciones donde recitaban lo aprendido, las marchas, las votaciones, las formas de calificar, en fin sorprendidos, pero como en el feto humano ya formados en la vorágine universitaria.

En el cuarto mes, ya son visibles los estudiantes que llegarán al final. Los que aun siguen sorprendidos y no logran ajustarse al nuevo mundo, van desapareciendo por la selección natural, dando  paso a los sobrevivientes, los que hoy están aquí.

En su quinto y sexto mes, continúan su formación. En el feto se producen casi 100 neuronas por segundo,  ustedes emplean sus cien mil millones en aprender cada día algo nuevo, en relacionar lo nuevo con lo anterior y así desarrollarse más.

En su séptimo y octavo mes, o semestre, empiezan a experimentar cambios más profundos, ahora tienen menos tiempo para chatear en Facebook, enviar mensajes de texto y hablar con sus amistades. Están cada día más cerca del final y pasan más tiempo en la universidad.

En el noveno mes, el feto está listo para encontrarse con el mundo y ustedes también. Pasaron nueve semestres en el amparo de profesores y compañeros de estudio. Mientras el feto se mueve agitadamente en su placenta ustedes lo hicieron en las aulas universitarias.

Llegó el gran día, listos para salir a otros rumbos, crecer, crecer y no detenerse ante nada. Hoy nacen a la nueva profesión. 

Llegamos a nuestra profesión tal y como dijo el poeta: Esos locos bajitos que se incorporan con los ojos abiertos de par en par, sin respeto al horario ni a las costumbres…”

Si, somos locos que como Don Quijote andamos combatiendo los molinos del desconocimiento. Amamos a nuestra Dulcinea que son nuestros alumnos, cambiamos la espada por la tiza y el marcador. 

Luchemos como Don Quijote extirpando la ignorancia y alcemos nuestra voz para decir que no somos educadores por el título, sino por el alma. 

Muchas gracias.

(Discurso pronunciado el 9 de diciembre del 2011 en el acto de egreso de los estudiantes de Lic en Educación de la Facultad de Humanidades.)

jueves, 8 de diciembre de 2011

La investigación es más que una asignatura en el currículo


En mis años como docente universitario, una de las críticas que con mayor frecuencia escucho, es la relacionada a la investigación. Los que no trabajan en las universidades son bastante ásperos en sus comentarios al señalar que no se hace investigación, que dilapidan el dinero público entre otros epítetos que muestran gran desconocimiento de la realidad.

Debemos buscar la
punta del ovillo y seguir
su pista más allá
de la asignatura
Esta problemática, que es el lado débil de muchas instituciones de educación superior, no tiene una solución teórica, pasa por muchos factores. No basta con decir que investiguen o reclamar que no se hace, para que de la noche a la mañana todos nos pongamos a descubrir lo existente. 

Para investigar hay que leer, saber leer y comprender lo que se lee. No es lo mismo, aunque parezca igual, adolecemos de una buena comprensión lectora. No solo se lee en un libro, se lee y cada vez más en la pantalla de la computadora. La comprensión en esta pantalla está muy lejos de lo que se necesita para investigar.

Por lo general se acopia el documento que leemos y en no pocas ocasiones se imprime, para una mejor lectura. No enseñamos a nuestros estudiantes a buscar en los documentos en línea, a refinar la búsqueda en Google, o a subrayar en la pantalla empleando herramientas como Wired_Marker. Delicious o Diigo, son apenas conocidos entre nuestros estudiantes y profesores y EverNote es un total desconocido cuando de notas y referencias se trata.

Para investigar hay que escribir, no importa sí en un blog, en un periódico, en una revista e incluso en Twitter. La escritura es algo que aun nos cuesta trabajo sistematizar. Nuestros estudiantes crean un blog solamente para cumplir con el profesor, pero después muy pocos lo mantienen. Otro tanto pasa entre los profesores. La cantidad de revistas digitales existentes en nuestras universidades es escasa comparada con la cantidad de profesores. No es un secreto que nos cuesta trabajo escribir.

Para investigar se requiere de tiempo y sistematicidad y ambos son de esos elementos que siempre se pierden o escasean. No porque se dilapida, es que impartir clases, trabajar con más de cien estudiantes en varias materias y en horarios contrarios, impide al mejor organizador del tiempo, disponer de un minuto para investigar. 

En nuestra Universidad varios profesores tienen tiempo limitado para investigar, algunos con 16 ó 20 horas al mes. Qué investigación se puede organizar en ese tiempo, qué resultados se pueden obtener. Además, a esas horas debemos restarle el tiempo que toma preparar los burocráticos informes mensuales, que hay que fotocopiar, encuadernar y entregar en tiempo a veces alcanzables solo por corredores de 100 metros planos.

Aun con todo lo anterior debemos agregar que en las universidades estatales bolivianas, los profesores estamos limitados de trabajar en el posgrado, o asesorar tesis de maestría y doctorado. Lo impide la Ley ganancial, que estipula que no se puede recibir dos salarios de la misma institución. Todos los intentos para cambiar este concepto, quedaron solo en el principio. Esto es un freno más a la investigación, a la superación y en el fondo al desarrollo de la misma universidad.

Los profesores perdemos el interés en ascender de categoría, pues al llegar al techo salarial establecido, aun con todas las condiciones para el cambio de categoría docente, no se puede ganar un peso más. No vale la pena invertir en estudios posgraduales, sí después no se puede revertir esa inversión con el ascenso en el escalafón docente.

Con todos estos argumentos, estamos muy lejos de pasar la frontera existente entre lo que se aprende en la asignatura de metodología de la investigación y su aplicación en resultados científicos demostrables. No con disponer en las universidades estatales de los mejores laboratorios, de inversiones millonarias y de un personal calificado, es significado de investigación.

No es decir que no investigamos, que no queremos investigar, es encontrar la punta del ovillo y tratar de seguir su pista, más allá de la asignatura.  

viernes, 2 de diciembre de 2011

Nativos e inmigrantes a debate o la época de las repeticiones.

Un amigo me envió por correo una interesante respuesta a dos entradas recientes. Al parecer ambas no tienen mucho en común, pero mi amigo demuestra que sí lo tienen. La primera de ellas es lo que recordé en apenas 60 segundos, cuando retrocedí años atrás y mediante la letra de una canción rememoré mis primeros deslices amorosos, con Susana, la que pudo ser mi primera novia. 
La segunda entrada es la relacionada con el trabajo sobre nativos e inmigrantes digitales. Para no cansarlos más, les dejo el correo de mi amigo.

“O quizás simplemente te regale una rosa…”

Ese era Leonardo Fabio. Claro que lo recuerdo también. Del mismo modo que recuerdo la primera vez que me le declaré a una muchacha y eso me costó una buena pelea a puñetazos con uno de sus hermanos. Hoy no me arrepiento pues la muchachita de entonces se convirtió en una mujer amante de los cargos y el rumbo de mi vida habría sido siempre de subalterno. No soy machista ciento por ciento; pero tampoco marioneta.

Esta introducción no tiene otro objetivo que recordar y viajar en la memoria y detenerme a pensar en los neologismos y los giros que muchos científicos se empeñan en inventar con cosas que ya están inventadas: nativos, aborígenes o como se les llame o quiera llamar a las generaciones actuales no diferencia en nada la distancia intelectual.

Cierto es que los jóvenes de hoy, nuestros hijos y nietos están naciendo en una época donde todo va más rápido; hasta la destrucción del mundo. Pero el caso es que esos jóvenes son el fruto genético de nuestros experimentos; o sea, de los inmigrantes, aliens, extrapolados, o como se nos quiera nombrar. Esto es como todo: una cadena.

Estamos en la época de las repeticiones –dijo Julia Kristeva- y tiene toda la razón. En un idioma más de calle diríamos que “todo está inventado”. Nada es nuevo bajo el cielo ya todo estaba aquí en otras formas. No hay que ofenderse porque nos digan lo que nos digan unos intelectuales descubridores o redescubridores de términos en aras de pasar a la posteridad por una innovación. Para nada hay que molestarse en atender eso si nosotros fuimos los aborígenes hace 40 años y así seguirá sucediendo.

Lo que no logro entender es a las personas que no quieren reaccionar ante el ritmo de estos tiempos y pretenden seguir bailando un vals de Strauss en un Carnaval. Eso sí. Cada cosa en su lugar y cada lugar para su cosa; o al revés, en FIN, da lo mismo.

Esto va tan rápido, que ya ni siquiera se regalan rosas entre los enamorados. Todo es ENTER y si no marchan bien las cosas CTRL+ALT+DEL

Prof. Juan Ramírez Martínez.

Trabajos finales de grado


El noveno semestre, es el período de tiempo donde los estudiantes de nuestra Carrera se enfrentan con enorme seriedad a un trabajo de investigación. En los semestres anteriores el cúmulo de asignaturas, el tiempo dedicado a otras tareas y la diversidad de trabajos limitan en gran medida la dedicación a una investigación.

Metodología de la investigación fue para ellos una asignatura más en el currículo, su uso se limitó a pocos momentos en algunas materias. La mejor evidencia de esta problemática se observa en los conflictos que presentan para aplicar instrumentos de indagación elementales, como la encuesta y la entrevista, así como la detección y posterior elaboración del problema y el objetivo de investigación.

A lo anterior se unen las enormes fallas en la redacción y peor en la ortografía. En esta última, como comenté, la única forma de corregir los errores es apelando a la función sancionadora de la evaluación. Después de 10 faltas ortográficas no seguir leyendo el trabajo presentado y por ende la calificación negativa, los obligó a revisar lo escrito con el procesador de texto. La represión fue la única aliada de la ortografía.

No solo se escribe con faltas ortográficas, sino que la redacción tiene tantas variaciones que cuesta trabajo entender lo que escriben. Para esto les ayudó el trabajo con la pizarra digital, así como las correcciones a los dos borradores de los capítulos de su informe final, que entregan durante el semestre.

Debo destacar que los estudiantes durante el semestre dedican gran parte de su tiempo a la asignatura y por ende a su trabajo final de grado. Tal vez aprovecharían mejor ese tiempo, si durante los semestres anteriores prestaran más atención a la ortografía, redacción y el empleo de los más elementales componentes de una investigación.

En los de este semestre cuyos informes de investigación serán defendidos próximamente merece destacarse que algo más de la mitad están vinculados a las Tics y en especial a recursos de la Web 2.0 Esto favorece el criterio que venimos defendiendo de la integración de estas a su sistema personal de aprendizaje.

En nuestra asignatura, (Internado Rotatorio Pedagógico)  los estudiantes deben trabajar en dos áreas diferentes en una o en dos instituciones, por lo que cada uno presenta en su informe ambas áreas.

Los trabajos presentados son:
  • Taller de capacitación en temas pedagógicos para catequistas. Elaboración de una videoteca y un manual de análisis para los estudiantes y profesores de la Carrera. Jhojan Candia Tejerina.
  • Elaboración de un blog sobre la interpretación de varios test empleados en el Taller de Psicopedagogía. Creación de un aula de apoyo en matemáticas en el área de multiplicación y división. Guisselle Taborga Chávez
  • Secuencia de talleres en primeros auxilios. Sistema de talleres en salud sexual y reproductiva. Félix Gonzales Cespedes y Neil Saby Moya.
  •  Blog informativo para el Complejo estudiantil Champagnat. Libro electrónico sobre Historia de la educación boliviana. Oswaldo Copa Choque y Javier Paulazani Guerrero.
  • Diseño de un blog para estudiantes de la carrera de Ciencias de la Educación. Elaboración de un manual para niños con problemas en las consonantes c,s y z. Cinthia Ferrufino Apana.
  • Diseño de un blog para el Instituto de Bellas Artes. Taller de educación musical para estudiantes ciegos en APRECIA. Julio César Meneces Arias.
  • Elaboración de una revista con criterios pedagógicos sobre las distintas especies existentes en el Zoológico de la Ciudad. Blog informativo acerca de las instituciones que contratan a los cientistas en educación. Isabel Gutierrez Cuaquira y Eduard Acuña Rojas.
  • Sistema de medios didácticos para niños del kínder. Creación de un blog para difundir los centros de educación especial de la Ciudad. Ángela Patricia Chávez
  • Creación de un blog sobre lectoescritura. Desarrollo del aula de apoyo para adulos con problemas de lectoescritura. Elizabeth Villarroel Bascopé.
  • Creación de una biblioteca virtual para el colegio “Anabautista” Elaboración de un manual sobre redes sociales para profesores. Gustavo Vila Salinas y Erlan Urquieta Medrano.
  • Creación de un sistema de podcasting para la asignatura de Didáctica. Realización de tres talleres sobre desarrollo personal. Zulma Zeballos Ramírez y Nubia Rapu Mopi.
  • Elaboración de un blog para la unidad educativa “Cupesí Terrado”. Manual didáctico para estudiantes con dificultades en las consonantes C y S. Isabel Medellín Sanchez y Celia Mamani Alejandro.
  • Creación de un blog para mejorar el sistema personal de aprendizaje de los estudiantes de Ciencias de Educación. Realización de un sistema de talleres sobre educación sexual. Lidia Faviola Ramírez Rearte

jueves, 1 de diciembre de 2011

Las aulas digitales en tiempos de Moodle



En anterior comentario me referí a la organización de las aulas digitales, donde debe primar el criterio pedagógico, por encima del almacenamiento de información y de la elevada carga de archivos, que al final terminan desanimando a los estudiantes.

Lo anterior puede ser una de las razones que provocan la deserción en los cursos a distancia. Muchos de estos solo se crean con un interés económico, es más importante lo que se recaude que lo que se aprende. 

A esto se une que en no pocas ocasiones los encargados de llevar adelante estos cursos, no tienen la suficiente experiencia en el campo pedagógico, como para estructurar adecuadamente las acciones de profesores y estudiantes.

Moodle es una de las plataformas educacionales más extendida en la actualidad.  En su sitio se puede leer que es un “Sistema de Gestión de Cursos de Código Abierto (Open Source Course Management System, CMS), conocido también como Sistema de Gestión del Aprendizaje (Learning Management System, LMS) o como Entorno de Aprendizaje Virtual (Virtual Learning Environment, VLE)”. Es gratuita y sus creadores han insistido que a pesar de su éxito no van a cambiar este concepto. 

Moodle es empleado en más de 70 mil sitios en 222 países. Existen cerca de seis millones de cursos a los que acceden unos 56 millones y medio de personas. Las cifras demuestran tanto su amplitud geográfica, como la cantidad de usuarios. Esta plataforma por sí sola no es capaz de gestionar los cursos, se requiere de una organización pedagógica. 

Esta organización se inicia en la determinación con claridad de los objetivos que se persiguen alcanzar durante todo el curso. De este modo iniciamos el camino para la selección adecuada de contenidos, métodos, medios y formas de evaluación. 

En el aula digital el estudiante se enfrenta a situaciones que le son desconocidas, poco empleadas o incluso utilizadas en momentos muy diferentes a los de dicha aula. En dependencia del tipo de estudiante, así será la organización del aula. 

Aquellos con mejores habilidades en el manejo de las Tics, tienen una concepción del empleo de la computadora dividida entre las tareas escolares y las de recreación. Sus formas de comunicación mediante redes, suelen estar más vinculadas a las acciones sociales alejadas del recinto escolar, aun cuando se relacione con sus propios compañeros de estudio.

Por otro lado los que tienen menos experiencias en el manejo de las Tics, se sentirán inseguros en el aula digital, llegando a perder la confianza en su aprendizaje cuando se topen con los primeros desafíos tecnológicos. 

En el aula digital se producen procesos tanto de aprendizaje como de interacción social, que están íntimamente relacionados. Esto, nuevamente justifica la organización pedagógica, punto de partida para seleccionar los recursos tecnológicos necesarios para el aprendizaje. 

El aula digital se expresa a través del texto digital, que viene a ser “la voz” del profesor en la actividad presencial. En esta aula, al igual que en los procesos presenciales se ponen de relieve un sistema de principios de base pedagógica, pero que en la condiciones del aula digital, adquieren una connotación especial.

Unido a dichos principios, la interacción profesor estudiante favorece el desarrollo de un grupo de funciones que explicaremos en próximo comentario. 

En resumen las aulas digitales, se deben concebir con tanto o más rigor pedagógico que el empleado en el diseño de un curso presencial. Olvidar este requisito es condenar a los estudiantes a un seguro fracaso y con ello incrementar la deserción en ambientes a distancia.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Aulas digitales no almacenes digitales.


El desarrollo de Internet, la creación de numerosas aplicaciones para la Web 2.0, entre otros elementos, favorecieron el auge de diversas plataformas educacionales. Estas vienen a ayudarnos a resolver uno de los grandes problemas educacionales de la actualidad: la indetenible necesidad de actualización permanente.

Una de las mayores contradicciones que se presentan en el campo de la educación superior es la existente entre el volumen de información cada vez mayor y el tiempo para procesar y transformar en conocimiento una parte de esta. Mientras la información crece exponencialmente, el tiempo no lo puede hacer. Las carreras universitarias, aun cuando reduzcan en tiempo, lo que están haciendo es traspasar a otros la responsabilidad de formar a los estudiantes. 

En los últimos años se viene produciendo un crecimiento de los llamados cursos en línea o virtuales, como consecuencia directa de la necesidad de superación permanente. Por supuesto que estos cursos, desde una visión didáctica, se deben considerar dentro de lo que llamamos educación a distancia. La distancia es el elemento definitorio, dirigida a la separación física entre profesor y estudiante.

En la actualidad ese concepto de distancia cambió y en vez de estar conformado por la relación profesor alumno, interviene un nuevo elemento que es la dispersión de información. Esta última viene a constituirse en uno de los ejes principales de la educación a distancia.

En esta dirección es a la que deben dirigirse los cursos en línea o virtuales. Ellos organizados tanto en modalidades formal o no, deben contribuir a la preparación permanente de las personas.

Dichos cursos se ven favorecidos por una parte por el desarrollo de Internet y sus variadas aplicaciones y por otra el crecimiento de plataformas que permiten su desarrollo.  No me detendré en mencionar algunas de estas plataformas y sus ventajas, lo que dejo para futuro comentario.

Mi enfoque en este caso tiene que ver con la interpretación de lo que es un curso en línea, virtual o como le llamo aula digital. Partimos de una organización pedagógica de todos los componentes de dicho curso, tanto desde el currículo hasta la preparación de profesores y estudiantes.

En mi opinión el aula digital que es el soporte del curso, es un sistema de métodos y medios donde se produce la interacción entre profesores y estudiantes. Es decir, el aula digital se debe concebir como el principal punto de encuentro entre los componentes personales.

En ella se desarrolla, en parte el proceso de aprendizaje a un alto nivel. Los estudiantes se ponen en contacto con las informaciones necesarias, previamente seleccionadas a partir de los objetivos o competencias a desarrollar.

Los estudiantes, componente más importante del proceso pedagógico, deben estar en condiciones de procesar esa información para transformarla en conocimientos. Por ello la organización del aula es un elemento clave en todo este complejo proceso.

Muchos de los cursos que apreciamos carecen de una organización pedagógica, prima el criterio de colocar archivos en formato PDF, para su descarga y lectura posterior. Se enlazan presentaciones en Power Point diseñadas para ambientes presenciales y videos que poco contribuyen al aprendizaje. Estos últimos a veces se demoran en cargar en las pantallas de los estudiantes. Se traspasan los gastos de impresión de la universidad o colegio al estudiante.

Estamos ante la presencia de numerosas aulas digitales o virtuales que son almacenes de información, donde su selección es muy pobre, agobian al estudiante y por consiguiente el abandono de dichos cursos.

En las aulas virtuales no se puede proceder de la misma manera que en los ambientes presenciales. Los procesos de acceso a la información son diferentes, lo que determina cambios en nuestra organización. Los medios que empleamos en la actividad presencial deben ser rediseñados para los ambientes a distancia. Usar en estos cursos presentaciones en Power Point diseñadas inicialmente para acompañar la explicación del profesor es confundir al estudiante a distancia y limitarlo en su aprendizaje.

Sobre este tema hay muchos otros elementos para comentar próximamente, pero retomo la idea inicial, son aulas no almacenes de documentos digitales.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Lo que aprendo en un día.


Cuando estudié en el colegio, me quejaba de la cantidad de materias que debía cursar, entre once y trece cada año. Después en la universidad, los pesados libros de matemática y física, me parecían inacabables, los de educación eran aburridos y difíciles de comprender. En en aquel tiempo afirmé que era demasiada la información.

Después empecé a ingresar al mundo de las computadoras y mi anterior pensamiento fue cambiando, cada día leía más correos que las páginas que en ese mismo tiempo leía en la universidad.

Unos años después ingresé al mundo de Internet y mi visión cambió radicalmente, en principio eran las páginas web y los servicios para alojamiento y con el devenir de este siglo, todo se hizo más fácil y accesible. 

Hoy fue uno de esos días donde solo pude acceder a la computadora en la noche. Mi primera ocupación fue la de responder varios correos a familiares y amigos. 

Accedí a Mozilla y con la barra de Yoono, empecé a leer algunos de los twetts que muchos de mis contactos envían. Con uno de ellos fui directo a un sitio donde se describen 25 herramientas colaborativas lectura que me es útil para un próximo comentario en este blog, además de compartirla con mis estudiantes.

Descargué un libro electrónico que hoy se lanzó en España y que lleva por título “E-learning y formación corporativa.  

Leí en un blog diez aplicaciones libres para realizar capturas de pantalla, que me serán útiles para mis estudiantes.

Conocí dos nuevos sitios para almacenar en la nube, lo que me resulta de gran utilidad. Con mis estudiantes trabajo con DropBox, pero pueden seleccionar otras alternativas. 
 
También por medio de Twitter mis contactos me enviaron  un interesante enlace sobre un curso relacionado con los mapas conceptuales que emplearé de inmediato con los participantes de un posgrado a distancia. 

En una hora recibí por encima de 100 twetts, donde más de la mitad me resultaron de utilidad, algunos los reenvíe a mis contactos, esperando que les resulten de utilidad. Varios de los sitios anteriores los clasifiqué en Delicious y un par de ideas que se me ocurrieron no se me olvidaran nuevamente gracias a EverNote.

Aunque perdí muchos tweets, al no poder revisarlos todos, en apenas una hora aprendí más que en un día en mi universidad. 

No tuve necesidad de buscar en Google, ninguno de estos datos, ellos vinieron de muchas personas que no conozco pero que comparten lo que leen y escriben con muchos, entre los que me encuentro. 

Por ello recomiendo a mis estudiantes y profesores de la universidad, que no tengan miedo en aprender cada día algo nuevo, eso nos hace mejores profesores y estudiantes, además de mantenernos entrenados en el empleo de las Tics.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Ni nativos, ni inmigrantes digitales: profesores de este tiempo.


En diciembre se cumplen diez años desde que Marc Prensky publicó en la revista “On the Horizon” su famoso artículo “Nativos digitales, inmigrantes digitales”. En aquel artículo señaló que los estudiantes actuales han cambiado sustancialmente, no solo de apariencia sino que piensan y procesan la información de manera diferente a sus predecesores. Por ello se requiere que los maestros actuales cambiemos, que nos adaptemos a esta nueva forma de pensar, de ir más rápido.

En estos 10 años, me pregunto: qué cambió en la escuela, qué cambió en los maestros y qué cambios experimentaron los estudiantes. Esta es una de esas preguntas que en cualquier acto, congreso, debate o encuentro de profesores se discute con enorme pasión, pero con pocas respuestas aceptables. 

La escuela cambió, desde las viejas máquinas Pentium 1 pasamos a las Dual Core, de los monitores enormes a los de pantallas planas y los profesores empezamos a cambiar los libros que llevábamos en nuestro maletín por una pesada portátil o una ligera netbook. Empezamos a emplear celulares inteligentes y a discutir cuál es el mejor modelo. 

La escuela se modernizó, quitó cables por conexiones WiFi, cambió pizarras verdes por blancas y ahora por digitales. Empezamos a sustituir los libros impresos por las pantallas  y comentamos casi a diario que vivimos en tiempos de modernización.

La escuela se endeudó, los presupuestos son para comprar equipos, pero no para arreglar las aulas. Una PDI puede pasarse meses para que se le cambie un cable que cuesta menos que cinco Coca Colas de dos litros. 

A los profesores nos exigen cada día más, nos piden que seamos docentes 2.0 pues nuestros alumnos, que son los nativos digitales nos van a superar, nos dejaran atrás. Hasta ahora, diez años después de aquel artículo, seguimos esperando a esos nativos digitales. 

No nos aumentaron el salario, es más en no pocos países de la región lo congelaron,  mientras que todo a nuestro alrededor aumenta de precio. Pagamos Internet, la computadora personal, el celular pero nunca una telefónica, que deben ser inmigrantes digitales, se nos acercó para compensar la devaluación de nuestro salario. Sí no pagas Internet te la cortan así de fácil. Ellos de inmigrantes digitales no tienen un pelo, pero si hacen todo su esfuerzo para decirnos que vamos detrás. 

Nuestros estudiantes, los supuestos nativos digitales, llegaron a las escuelas y universidades, pero ni los dejamos cambiar, ni tampoco ellos hicieron mucho para que nosotros cambiemos. Seguimos con el estudiante de menos es mejor, donde copiar y pegar es una habilidad eterna, pero revestida del componente moderno. 

Le cambiamos el nombre a los currículos escolares, antes redactábamos objetivos, hoy competencias. Nos reinventamos mil formas para cambiar, pero seguimos en las mismas de siempre. 

La escuela y la universidad se sigue debatiendo entre el incremento de tecnologías o preparar a los profesores para su uso. Este debate no es reciente, es perpetuo desde los albores de la Tecnología educativa en los años 60 del pasado siglo. 

No se trata de copar la escuela con medios, sino de cómo usarlos. En otras palabras los profesores debemos ser preparados en la vinculación del método con el medio, contrariamente en cómo sucede que se nos enseña a usar el medio, pero no la razón de su empleo.  

En nuestras instituciones educacionales faltan investigaciones sobre estos métodos, pero sobran medios.  Se usan las presentaciones en Power Point como lupas agrandando el texto en Word, las PDI son simplemente proyectores de presentaciones y videos.

En diez años cambiamos, no lo niego, pero me resisto a que me llamen inmigrante digital, como sí solo el hecho de nacer en una época nos dotara de las habilidades necesarias para ir más rápido con la tecnología. 

Me niego a entender que mis alumnos son nativos, solo por nacer después de los años 80.

Soy y seré simplemente un profesor de esta época, ni inmigrante, ni nativo digital.