La proliferación de redes sociales, la accesibilidad a
Internet y la inserción de dispositivos móviles facilitan a millones de
personas escribir en todos los espacios posibles.
Hoy escribimos y leemos más que hace diez años atrás. Las
encuestas que aplico a mis estudiantes, demuestran que pasan en la Red entre
tres o cuatro horas diarias, tiempo muy superior al que dedicaban las personas
a leer hace una década atrás.
Leemos más, pero eso no significa que la lectura sea
coherente y sostenida. Hoy leemos partes del título de un trabajo, miramos un
blog, pero no lo leemos en su totalidad, leemos mensajes con textos donde
faltan letras, pero igual los entendemos.
A la par de la lectura, prima la escritura al vuelo, carente
de unidad, donde un párrafo no sigue al otro. La suma de párrafos y oraciones
de una página escrita por nuestros alumnos universitarios desafían todas las
normas y estilos gramaticales. Los profesores debemos suponer lo que se quiso
decir y no se escribió.
La relación lectura escritura lejos de mejorar con el empleo
de las redes sociales cada vez empeora más. Facebook es el jardín de las
incoherencias y almacén de las faltas de ortografía.
Recientemente cuando se evaluaron los blogs de mis alumnos,
agrupé a todos estos en una sola pantalla, que se puede apreciar desde este enlace. En ella, las cinco primeras líneas corresponden a las direcciones
de los blogs y seleccioné al azar uno de cada línea. El blog con menos faltas
de ortografía en un solo comentario, rondaba los tres errores, mientras
que en uno de ellos detecté siete barbarismos ortográficos en una sola entrada,
por cierto bien corta. No es necesario comentar que en todas las entradas las
faltas son numerosas.
Entramos al reino de las faltas de ortografía, no sin antes
aprobar en los colegios las asignaturas que debían al menos evitarnos esas
faltas.
Contradictoriamente muchos de los grafitis que abundan en paredes
y escritos a mano, no contienen disparates ortográficos y tienen por lo
general, menos faltas de ortografía que los murales de Facebook.
Sin embargo los carteles confeccionados con un procesador de
texto son un claro ejemplo de la mala ortografía. Dónde está la contradicción,
en las personas, en escribir a mano, no lo sé.
La persona que escribió el cartel no estaba seguro del error y trató de al menos escribirlo una vez bien |
¿Las soluciones?
Los errores ortográficos no son exclusivos de nuestro
tiempo, ni influenciados por las redes sociales. Existieron desde antes y
existen hoy, solo que en la actualidad escribimos y leemos más.
Solucionar este viejo problema no es tarea para ser resuelta
en un blog. Trasmitiré mi experiencia de varios años de enfrentarme al pisoteo
permanente de la ortografía.
Con mis estudiantes universitarios establezco permanente
críticas a todos sus trabajos, señalo los errores ortográficos y resto puntos
en la calificación de cualquier tarea evaluativa. Empleo la pizarra digital interactiva para revisar sus tesis de grado, en especial con el objetivo de señalar
los errores ortográficos y lo que es peor la redacción.
Gran diferencia entre mi título y cuando me titulo. |
Aunque parezca absurdo no todos los estudiantes comprenden,
cuando en el procesador de texto, por ejemplo Word se subrayan las faltas de
ortografía con color rojo.
Más de la mitad afirman desconocer cómo activar esta
opción y muy pocos corrigen dichas faltas. Lo mismo pasa cuando se señalan los
errores de redacción o concordancia en el procesador de texto. Sí revisaran
dichos señalamientos la ortografía mejoraría enormemente.
Trabajo con mis estudiantes el empleo del navegador Mozilla
Firefox, en especial desde su memoria o lápiz USB. La versión que emplean,
tiene instalado el diccionario que actúa a su vez como corrector ortográfico y
que permite al igual que Word señalar los errores ortográficos. La
experiencia me demuestra, que ni aun con el empleo del navegador, eliminan las
faltas.
Con estas recomendaciones y reglas los errores persisten. La única de todas las estrategias que da resultado, es la de restar
puntos o rechazar los trabajos con faltas de ortografía. En este caso es la
función sancionadora de la evaluación la que da resultados.
Los sistemas educacionales de algunos países de la región
establecen penalidades a las faltas de ortografía, llegando a reprobar los
exámenes y otras tareas evaluativas si tienen muchas faltas ortográficas.
La solución está en todos, desde el director del colegio, el
profesor, el que hace un cartel para un acto, hasta las altas figuras del gobierno.
Todos tenemos la responsabilidad de luchar contra este problema e impedir que
se siga pisoteando la ortografía.
Quisiera saber el nombre del autor del articulo
ResponderEliminarjphphdz@hotmail.com quien es el autor de este articulo ?
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