En colaboración con Mercedes Leticia Sánchez Ambriz
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La docencia universitaria
atraviesa el momento de los mayores cambios en toda su historia. La presencia
creciente de la inteligencia artificial generativa en las aulas obliga a
reconsiderar no solo las metodologías de enseñanza, sino también el papel del
docente como mediador, guía y referente ético. En este escenario, las habilidades
blandas, aquellas que articulan nuestras capacidades socioemocionales,
comunicativas y cognitivas, se vuelven más relevantes que nunca.
Diversos estudios
coinciden en que el desempeño docente no se sostiene únicamente sobre el
dominio disciplinar. Requiere habilidades que permitan construir relaciones,
generar confianza, analizar críticamente la información, comunicarse con
claridad y gestionar tensiones propias del entorno académico. Como señalan
Robbins y Judge (2019), la comunicación, la motivación y la capacidad de
interacción social son elementos decisivos del desempeño laboral en contextos
educativos altamente complejos.
¿Cómo deben adaptarse
las habilidades blandas al trabajo con la inteligencia artificial en la
universidad? En este artículo
exploro tres de las habilidades más conocidas (comunicación efectiva,
pensamiento crítico y resolución de conflictos), sin dejar de reconocer el
valor de las demás citadas por numerosos autores.
1. Comunicación
efectiva: del aula al diálogo con la IA
La comunicación ha sido
considerada por Hargie (2016) como una habilidad estratégica que sostiene las
interacciones humanas y, en el caso de la educación, permite construir
significado compartido entre docentes y estudiantes. En las universidades, la
comunicación dejó ser la clásica transmisión de información para pasar a ser creación
de sentido, negociación de expectativas y orientación pedagógica.
Con la llegada de la
inteligencia artificial, la comunicación adquiere una nueva dimensión. Ahora,
el docente no solo necesita comunicarse con sus estudiantes, sino también con
los modelos de IA que acompañan el proceso pedagógico. Esto implica desarrollar
una competencia adicional: saber formular instrucciones claras,
estructuradas y éticamente responsables a los sistemas de IA. Esta
competencia implica que el profesor se convierte en curador de contenidos, como
expresamente en el blog
En otras palabras, la
comunicación efectiva se transforma en comunicación algorítmica, en la
que los prompts se convierten en un lenguaje pedagógico. La claridad del
mensaje, la precisión conceptual y la intención educativa determinan la calidad
de la respuesta que la IA ofrecerá.
Esta habilidad es
esencial para orientar a los estudiantes y evitar que la IA se convierta en un
sustituto acrítico del pensamiento humano.
2. Pensamiento
crítico: la clave para navegar la abundancia informativa
El pensamiento crítico es
una competencia central en la educación superior. Facione (2015) lo define como
un conjunto de habilidades cognitivas; interpretación, análisis, inferencia,
evaluación y autorregulación, que permiten tomar decisiones fundamentadas.
Brookfield (2012) añade que también implica cuestionar suposiciones propias y
colectivas.
En el contexto de la
inteligencia artificial, esta habilidad adquiere una urgencia especial. Los
modelos generativos pueden producir textos coherentes, persuasivos y
verosímiles, pero no necesariamente correctos. Por ello, docentes y estudiantes
deben aprender a verificar, contrastar y evaluar críticamente cada
respuesta generada.
Paul y Elder (2014)
recuerdan que el pensamiento crítico es inseparable de la evaluación de fuentes
y del análisis lógico de argumentos. Cuando los estudiantes utilizan IA para
redactar, investigar o resolver problemas, necesitan saber identificar errores,
sesgos o inconsistencias. Solo así podrán construir conocimiento propio y
evitar la dependencia tecnológica.
El pensamiento crítico,
bien orientado, convierte a la IA en un aliado para explorar múltiples
perspectivas; no en una autoridad irrefutable.
3. Resolución de
conflictos: gestionar tensiones éticas y cognitivas
Tradicionalmente asociada
a la convivencia interpersonal, la resolución de conflictos también abarca la
capacidad de enfrentar contradicciones intelectuales y dilemas éticos. Fisher,
Ury y Patton (2011) plantean que la negociación basada en intereses permite
encontrar soluciones sostenibles sin imponer posiciones.
En el trabajo con IA esta
habilidad es imprescindible. La universidad enfrenta nuevos tipos de conflicto:
- Contradicciones entre información generada
por distintos sistemas de IA.
- Tensiones éticas sobre autoría, plagio y uso
responsable.
- Conflictos cognitivos cuando la IA y el
estudiante ofrecen respuestas divergentes.
- Dilemas institucionales sobre evaluación,
transparencia y privacidad.
El docente que domina
esta habilidad puede convertir el conflicto en una oportunidad pedagógica. En
lugar de evitar la contradicción, la utiliza para analizar fuentes, comparar
argumentos o discutir reglas éticas del uso de tecnología. Así, la resolución
de conflictos deja de ser un mecanismo defensivo y se convierte en una
herramienta para el aprendizaje crítico. Es pasar de la crítica ciega al empleo
razonable, en otras palabras girar 180 grados
Conclusión: la IA no
reemplaza las habilidades blandas; las exige
La inteligencia
artificial no disminuye la importancia de las habilidades blandas; al
contrario, la potencia. La docencia universitaria del presente y del futuro
exige un profesional capaz de analizar críticamente la información, comunicarse
con precisión humana y algorítmica, y gestionar tensiones que antes no
existían.
Como afirma Goleman
(1998), la inteligencia emocional es un pilar del liderazgo educativo. Ahora
sabemos que es también un pilar del uso ético, crítico y formativo de la IA.
El reto es evidente: no
basta con aprender a usar herramientas; es necesario aprender a relacionarnos
con ellas desde nuestra humanidad, nuestras competencias socioemocionales y
nuestra responsabilidad académica.
Y es ahí donde las habilidades
blandas se convierten en el eje de una docencia contemporánea, pertinente y
profundamente humana.
Referencias
Goleman, D. (1998). Working with emotional intelligence.
Bantam Books.
Hargie, O. (2016). Skilled interpersonal communication: Research,
theory and practice (6.ª ed.). Routledge.
Robbins, S. P., &
Judge, T. A. (2019). Organizational
behavior (18.ª ed.). Pearson.
Hattie, J. (2012). Visible learning for teachers: Maximizing
impact on learning. Routledge.
Facione, P. A. (2015). Critical thinking: What it is and why it
counts. Insight Assessment.
Brookfield, S. D.
(2012). Teaching for critical
thinking: Tools and techniques to help students question their assumptions.
Jossey-Bass.
Paul, R., & Elder,
L. (2014). The miniature guide
to critical thinking: Concepts and tools (7.ª ed.). Foundation for Critical
Thinking.
Fisher, R., Ury, W.,
& Patton, B. (2011). Getting
to yes: Negotiating agreement without giving in (3.ª ed.). Penguin Books.
Rahim, M. A. (2011). Managing conflict in organizations (4.ª
ed.). Transaction Publishers.
Deutsch, M., Coleman,
P. T., & Marcus, E. C. (2014). The handbook of conflict resolution: Theory and practice (3.ª ed.).
Jossey-Bass.
Tjosvold, D. (2008). The conflict-positive organization: It depends
upon us. Journal of Organizational Behavior, 29(1), 19–28. https://doi.org/10.1002/job.473
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