En medio del proceso de rediseño curricular de la
licenciatura en Educación de nuestra Universidad, nos hemos visto rodeado de
diferentes formas de obtener información sobre graduados, empleadores, profesores
y estudiantes actuales de la carrera, todas con el fin de pensar colectivamente
el futuro de la Carrera.
Con los egresados se aplicó una encuesta en línea, con los
empleadores entrevistas y con los profesores, en esta primera etapa se tomó una
encuesta respondida por la mayoría.
Los estudiantes actuales de la Carrera, si bien son nuestra
esperanza futura, no constituyen la principal fuente de datos para mejorar y
modificar la malla curricular de la Carrera, ellos aportan su experiencia como
estudiantes, pero matizada por el enfoque que los profesores dan a sus
asignaturas.
Es muy diferente estar al amparo de la universidad y otra trabajar
como profesional pleno. Con estos estudiantes se realizó un amplio grupo de
talleres, demasiados, donde se les preguntó sus opiniones sobre el futuro de la
Carrera, su idea de la misión y visión y las competencias que debían formarse
en los próximos matriculados.
En un taller donde una o varias personas conducen la
discusión, las opiniones de los participantes van quedando relegadas a lo que
llamaría “acuerdo colectivo”. En otras palabras se va conformando un criterio
único, que bajo la dirección del responsable del taller, puede ser
extremadamente subjetivo y dirigido, con las posibilidades de influir en las opiniones.
Esa es la lógica del taller, aun cuando se trabaje de la manera más colectiva,
no se puede dejar de lado su carácter subjetivo.
Con estas dudas y tomando en cuenta que en dichos talleres
no se hicieron preguntas más precisas como el por qué matriculaste la carrera,
por qué te mantienes en ella y en qué te gustaría trabajar una vez graduado,
apliqué otro tipo de técnica, no empleada con anterioridad en nuestro rediseño.
Trabajé con mis estudiantes de octavo semestre de la Carrera, que están a un paso
de terminar su plan curricular y que tienen una percepción más amplia de sus
estudios.
La técnica empleada posee un fuerte componente tecnológico
en su desarrollo, pero a la vez una elevada participación grupal. Es un debate
donde todos leen las respuestas de todos, algo difícil de alcanzar en un
taller. Además para evitar susceptibilidades en el análisis, las opiniones
expresadas por cada estudiante quedan registradas para su lectura en cualquier
momento. Para responder a las preguntas empleé un servicio asociado a Twitter
que se denomina Hootcourse.com Es una aplicación sencilla de manejar, solo se
requiere una cuenta en dicha red social y el profesor crear previamente el
“curso”.
Los estudiantes que participaron, representan la mitad de
todos lo que cursan el octavo semestre, ya que existen solamente dos sesiones
de clases; matutina y vespertina y esta última corresponde a la de mis
estudiantes. Todos tienen cuenta en Twitter y estaban familiarizados con la
plataforma, pues previamente hicimos un ejercicio similar, pero en otro tema
diferente. Las respuestas y sus resultados. se pueden cosnultar en este enlace
La primera pregunta:
En un grupo menor de respuestas se evidencia que les llamó
la atención el trabajo con la educación especial, la tecnología educativa, la
orientación vocacional, lo relacionado con la profesión del profesor y el
interés en mejorar la educación del país.
En resumen, los actuales estudiantes no tenían una vocación
definida cuando matricularon la Carrera, algunos lo hicieron como puente a otra
carrera o cómo única opción de ingreso a la universidad. La orientación
vocacional es por lo general una tarea realizada tres o cuatro meses antes de
concluir sus estudios de bachiller. Sucede que cuando una universidad va a los
colegios y aplica test psicotécnicos, estos dan como resultado que los jóvenes
son excelentes para un área específica, como las ciencias sociales. Sin embargo
cuando es otra universidad diferente, el mismo joven, con el mismo test es
excelente para ser ingeniero. Por ello la orientación vocacional no empieza ese
día, comienza desde la sociedad y la valoración justa de las diferentes
profesiones.
La segunda pregunta:
Contrariamente a las respuestas diferentes de la primera
pregunta, en esta se logró mayor consenso en las razones por la que se mantienen. Varios
señalaron que tienen que terminar lo que empezaron, otros por qué al no poder
cambiar de carrera, quieren terminar la actual. Sobresalen las respuestas que
indican que fueron tomando interés en la carrera y valoran la importancia que
tiene la educación en el desarrollo del país. También se aprecian intereses
bien definidos como el abrir una guardería con otras personas y trabajar en la
atención a niños con capacidades diferentes.
No es un descubrimiento que los estudiantes universitarios
en su mayoría van apreciando la carrera matriculada, lo que se consolida una
vez graduados.
La tercera pregunta.
Las respuestas fueron más precisas, una gran parte señalaron
como su área de preferencia la educación especial. Le siguen los proyectos y la
administración educativa, la psicopedagogía, la tecnología educativa y la
educación superior. En este caso los estudiantes están a un paso de concluir su
carrera, varios de ellos trabajan, algunos en áreas vinculadas a la educación.
Llama la atención que ninguno planteó que quiere ser
profesor, esto se debe a una contradicción: el Estado boliviano solo permite
trabajar como profesores a los egresados de las escuelas normales y no así a
los licenciados en educación de las universidades públicas.
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